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Sinfónico 04

Temporada de conciertos

2018-2019

Del 36 al 2016

29 noviembre Badajoz 30 noviembre Cáceres
Orquesta de Extremadura Manuel Blanco Andrés Salado

Programa

1.

Inés Badalo. Entropía (2017) *

Daniel Schnyder. Concierto para trompeta y orquesta (1998) *

Manuel Blanco, trompeta

2.

Béla Bartók. Música para cuerdas, percusión y celesta (Sz. 106, BB 114) (1936) *

Andante tranquillo
Allegro
Adagio
Allegro molto

Andrés Salado, director

* Primera audición por la Orquesta de Extremadura

El mundo está cambiando. «Del 36 al 2016» refiere a la distancia temporal de la fecha de composición de la obra más antigua del programa, la de un autor consagrado como Bartók, y la más reciente, de una incipiente y joven compositora extremeña, Inés Badalo. En medio escucharemos otra obra contemporánea, de Daniel Schnyder, y que interpretará el solista Manuel Blanco. El maestro Andrés Salado dirige este actualísimo programa.

El concierto en Badajoz está, además, programado en el X Ciclo Música Actual que organiza la Sociedad Filarmónica de Badajoz, dentro del circuito del Centro Nacional para la Difusión de la Música.

Centro Nacional de Difusión Musical CNDM

INAEM Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música

Notas al programa

Interesante programa el que nos propone nuestra orquesta para este cuarto concierto de la temporada de abono. Con una relación temporal de obras que abarcan desde el 1936 hasta el reciente 2016 en que una de las jóvenes promesas del panorama compositivo ibérico, Inés Badalo, firma la pieza que abre el concierto, Entropía.

Inés Badalo. Entropía (2017)

Esta joven, muy joven, compositora extremeña nacida en Olivenza es una de las creadoras más prometedoras del espectro compositivo actual. Reúne ya varios premios y concursos importantes, en Portugal y en España, y una considerable cantidad de «estrenos» por toda la geografía ibérica. Estudió en el Conservatorio Superior de Música Bonifacio Gil, de Badajoz, y también se graduó en los estudios superiores en la Escuela Superior de música de Lisboa. En ambos casos, con las más altas calificaciones.

Con la partitura que escucharemos hoy, Inés Badalo ganó el Premio de Composición que otorga la Sociedad Portuguesa de Autores/Antena2 y por ello fue estrenada en el Gran Auditorio de la Fundación Gulbenkian, en Lisboa, hace casi un año, en octubre pasado, con la orquesta de la Fundación bajo la batuta del afamado maestro Nuno Coelho.

En palabras de la propia compositora «La entropía representa el grado de desorden y de caos existente en la naturaleza, sin embargo, este concepto, a su vez, está directamente relacionado con el orden, ya que éste permite distinguir lo similar de lo diferente, lo que está agrupado de lo segregado, la armonía del contraste».

En «Entropías» escucharemos permanentemente fragmentos que se suceden en aparente desorden y posteriormente «ordenados» siendo esta dicotomía una de las características identificativas de la obra. Sin embargo, aunque den la sensación de ser sonidos y efectos distribuidos al azar, nada más lejos de la realidad que ese aparente descontrol pues la realidad es que todos esos elementos forman parte de una arquitectura meticulosa, minuciosa incluso, dando lugar a una estructura global tan equilibrada como perfectamente diseñada.

Volviendo a la propia Inés Badalo, «… en superficie se crea la imagen de una sensación de aleatoriedad, pero en realidad es el fruto de un estricto orden latente en su interior…». Déjense llevar y disfruten de la experiencia.

Daniel Schnyder. Concierto para trompeta y orquesta (1998)

Daniel Schnyder (Zurich,1961) es un famoso saxofonista afincado en New York y no menos famoso compositor. Prolífico autor de numerosas obras para todas las agrupaciones e instrumentos posibles que han sido encargadas desde todos los rincones del planeta.

El concierto para trompeta que nos ocupa es una impresionante obra compuesta en 1998, dedicada a Jörg Scheneider, que fue también quien la estrenó al año siguiente en Suiza, bajo la dirección de Marc Tardue. Es una obra que nos sugestiona y atrae ya desde el arranque de los primeros compases con unos colores orquestales muy efectistas y llamativos. A esta situación le sucede el solista de trompeta que comenzará con un tema que nos recordará, inevitablemente, la atmósfera del jazz tan recurrente en la música de este compositor. Ambos paisajes sonoros, el que protagonice el solista y el que está a cargo de la orquesta nos ofrecen un acusado, a la vez que interesante, contraste musical.

El mundo del jazz no será el único que nos recree el autor. Tras varios pasajes cadenciales la cuerda interpreta una melodía con evidentes y conseguidas connotaciones bartokianas.

Es este concierto de Schnyder, un concierto en que solista y orquesta interaccionan permanentemente, con alternancias permanentes de protagonismo compartido y con continuos diálogos instrumentales, lo que lo sitúa a la orquesta, afortunadamente, muy lejos del mero soporte sonoro de acompañamiento de tantos otros conciertos para solista y orquesta.

El segundo tiempo es un tiempo lento, de bellas armonías, de un lirismo embriagador y de un cambio de paisaje sonoro muy contrastado con el tiempo que abre el concierto. El propio autor permite que se interprete con «fluegelhorn», instrumento muy parecido al fliscorno de nuestras bandas de música. Este cambio provoca una sonoridad más cálida, más envolvente que el que nos ofrece el sonido brillante y directo de la trompeta y posiblemente más acorde con la armonía que impera en todo este segundo segmento.

Un pasaje muy rápido de notas repetidas, muy rítmicas (semicorcheas para los iniciados) en los violines nos indicará que entramos en el tercer y último tiempo. Un ritmo endiablado, con numerosos cambios de compás y con la participación de pulsos desiguales dará paso a otro pasaje muy «jazzístico» y a una larga y espectacular cadencia, bastante exigente, para retornar, a modo de recapitulación, a la atmósfera con la que comenzaba este tiempo. El final será un pasaje breve, y un tanto sorprendente por su casi abrupta resolución, de resonancias casi corales.

Béla Bartók. Música para cuerdas, percusión y celesta (1936)

Béla Bartók responde como nadie a la visión estereotipada que se suele tener de la vida de un artista. Niño enfermizo, con problemas de relación social, dueño de una originalidad y creatividad tan abrumadoras que no pudo obtener mayor reconocimiento popular en vida, en consecuencia vivió más apurado que sobrado pero nunca renunció a componer con otros ideales artísticos que no fueran aquellos en los que creía tan firmemente. Murió, exiliado, en Nueva York, de leucemia, casi en la pobreza, a la edad de 64 años.

Toda la pieza que oiremos hoy está creada siguiendo una simetría muy rigurosa, tanto en su concepción completa como en cada uno de sus cuatro movimientos, e incluso en los más pequeños detalles con unos cálculos formales y estructurales que con frecuencia están más cerca de las matemáticas que de una agradable exposición de sonoridades eufónicas. En pocas piezas como en ésta es imprescindible una escucha muy atenta para percibir, y sin duda alguna disfrutar, esta maravilla arquitectónica sonora.

Tal vez el primer tiempo sea el más significativo de todos en este sentido. Se construye alrededor de una melodía simple, de unos pocos compases y que sonará, justo al comienzo, en las violas, desde un la natural. Pues a partir de este comienzo suave, las dinámicas no hacen más que crecer, se van acumulando instrumentos, se amplía el ámbito sonoro hasta que un estruendoso, fortísimo y áspero mi bemol suene al unísono, en el compás 55. Desde ese momento las dinámicas empiezan a decrecer, el ámbito se vuelve a reducir, la melodía, repetida desde el principio en todas las alturas, se «da la vuelta», o sea, los intervalos ascendentes se convierten en descendentes y viceversa, poco a poco hasta llegar a un último la natural, de nuevo en violas, muy suavemente con lo que se acaba el tiempo. Y, encima, esto viene a ocurrir 89 compases después del inicio.

Y efectivamente, 55 y 89 son factores de la serie de Fibonacci y el mi bemol del 55 nos articula el pasaje en dos fragmentos musicales que guardan entre sí proporciones «áureas». Pues cosas parecidas serán las que sucedan en el resto de la obra.

El segundo tiempo comienza y termina en Do colocando en la parte culminante un Fa sostenido que nos volverá a marcar las proporciones, áureas, de los dos segmentos. Se articula en cinco secciones, con sus respectivas subdivisiones, que estarán marcadas por golpes de timbal en casi todos los casos. El tempo muy rápido, los ritmos del rico folklore húngaro y una contagiosa vitalidad serán los rasgos significativos a lo largo de todo el tiempo.

El tercer tiempo invierte las «tonalidades» del allegro anterior pues comienza y termina en fa sostenido reservando el do natural para el punto culminante del tiempo. Incluso lleva la simetría más allá proponiéndonos cinco secciones, de nuevo cinco, con relaciones entre la primera y la quinta, la segunda y la cuarta y funcionando a modo de pivote la tercera. Además, caracteriza de manera muy significativa cada una de ellas para que podamos identificarlas sin excesivo esfuerzo. Incluso, si están atentos, ya cerca del final, podrán oír en el piano un fragmento de la melodía original que abría la obra.

El tiempo final, con forma de rondó, o sea, con un estribillo que se repetirá varias veces mientras se intercalan otros fragmentos contrastantes nos devuelve al ambiente de los bailes y ritmos campesinos de su Hungría natal, a una atmósfera vitalista y jovial que apenas se ve alterada con las sucesivas secciones en las que Bartok articula este tiempo final. Al igual que en el tiempo anterior habrá una referencia muy explícita al tema que abría la partitura y al centro tonal en el que acaba la obra. ¿Lo imaginan? ¡Sí! ¡Lo han adivinado! Es LA natural, la nota del comienzo.

© Jerónimo Gordillo

Nace en Stuttgart (Alemania). Estudia flauta, piano y viola en los conservatorios de Sevilla, Badajoz y Real Conservatorio Superior de Madrid. Posee el Título de profesor de Solfeo y Repentización y los Títulos Superiores de Flauta, de Composición y de Dirección de Orquesta. Es Doctor en Educación por la Universidad de Extremadura.

Ha dado conciertos por todo el territorio nacional como solista, en dúo con piano o en formaciones de música de cámara como cuartetos y quintetos. También formando parte de la Orquesta de Cámara de Badajoz, la Orquesta Joven de Extremadura, la Banda Municipal de Badajoz y otras agrupaciones. Ha sido director titular de la Orquesta de Cámara de Badajoz, de la Banda Municipal de Música de Badajoz, de la Banda Federal de Extremadura y de la Orquesta Sinfónica Extremeño-Alentejana. Fundador y primer director de las Escuelas Municipales de Música de Badajoz. Fundador y primer presidente de la Federación de Bandas de Música de Extremadura.

Ha compuesto gran cantidad de obras en formatos de todo tipo, estrenadas en España y el extranjero (Portugal, Rusia). Unas de sus obras para orquesta, Raizes, fue estrenada en el Festival Ibérico de Música de Badajoz, con el maestro Albiach dirigiendo la Orquesta de Extremadura.

Vicepresidente de la Asociación de Compositores de Extremadura y miembro de la Junta Directiva de la Federación de Asociaciones Ibéricas de Compositores.

Ha dado clases en los conservatorios de Montijo, Mérida y Badajoz y en varias escuelas de música de la provincia. Igualmente, ha impartido cursillos de especialización  en CPR´S y en la UEX. Actualmente, da clases de composición, análisis y armonía en el Conservatorio Superior de Música “Bonifacio Gil” de Badajoz.

Manuel Blanco

Nacido en 1985 en Daimiel (Ciudad Real), Manuel Blanco comenzó muy temprano sus estudios de trompeta con Martín Baeza Rubio y José María Ortí Soriano. En la actualidad también recibe asesoramiento musical del concertista internacional Reinhold Friedrich, mostrando estos tres maestros un especial interés en su preparación humana y profesional.

Ha ganado diversos concursos como el Ciudad de Xátiva, Calviá, Moixent, Jeju (Corea del Sur)… pero su gran logro internacional llegó tras ganar el 1er premio en el prestigioso ARD Music Competition de Munich 2011, obteniendo la calificación más alta de la historia de la competición. Este galardón solo se ha concedido a otros dos trompetistas en sus 62 ediciones antes de Manuel Blanco, siendo Maurice André el primero en conseguirlo en 1963. Blanco es considerado como su legítimo heredero.

Desde el año 2006 es trompeta principal de la Orquesta Nacional de España.

Ha trabajado como trompeta solista en orquestas de primera categoría como Concertgebouw de Amsterdam, Gewandhaus de Leipzig, Filarmónica de Radio France, Gustav Mahler Jugend Orchester, European Youth Orchestra, Berlin Staatsoper, Filarmónica Arturo Toscanini, Orquesta Mozart Bologna, Orchestra Teatro alla Scala Milán, Orquesta Santa Cecilia de Roma…. junto a directores de la talla de Claudio Abbado, Mariss Jansons, Rafael Frübeck de Burgos, Lorin Maazel, Christoph Eschenbach, Zubin Mehta, Daniel Barenboim, Yuri Temirkanov, Semyon Bychkov, Riccardo Chailly, Gustavo Dudamel, Andris Nelsons, Josep Pons, Juanjo Mena, David Afkham, Pablo Heras-Casado, George Pehlivanian, Markus Bosch, Antonio Méndez, etc.

Como concertista, ha tocado con la Orquesta de la Radio de Baviera, Orquesta de la Radio de Munich, Orquesta de Cámara de Múnich, Budapest Chamber Orchestra, Jeju Philharmonic Orchestra, Camerata XXI, Philarmonisches Orchester Würzburg en Mozarfest, Capella Symphonic Orchestra (St.Petersburg), Hofer Symphoniker, Niederrheinische Sinfoniker, Norddeutsche Philharmonie Rostock, Orquesta Sinfónica de Minería, Orquesta Nacional de España, Orquesta Sinfónica de Navarra, Orquesta Sinfónica de RTVE, Orquesta Sinfónica de Bilabao, Orquesta Municipal de Valencia, entre otras.

En el año 2017 sale al mercado su primer CD, Fearless, grabado para DECCA acompañado por la Orquesta Nacional de España bajo la batuta de Josep Pons. Recibida con gran expectación tanto por la crítica como por el público, este trabajo discográfico es una demostración del amplio repertorio que puede hacer frente Blanco, incluyendo obras de toda la historia de la música, desde Haydn hasta Tomasi.

Futuros proyectos incluyen compromisos como solista a nivel internacional, recitales y dos estrenos encargados por el Centro Nacional de Difusión Musical, entre otros.

A partir la temporada 2018/19 será profesor de la prestigiosa Escuela Superior de Música Reina Sofía, además de ser profesor en la Universidad Alfonso X el Sabio.

Manuel Blanco toca con trompetas Buffet Crampon.

Andrés Salado

Nacido en Madrid en 1983, inició su formación musical estudiando piano, violín y flauta barroca, optando finalmente por especializarse en la percusión, cuyo título obtuvo en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid.

Posteriormente, atraído por el sonido orquestal que escuchaba en sus numerosas intervenciones bien como colaborador o como miembro titular de orquestas como la Joven Orquesta de la Comunidad de Madrid, Joven Orquesta Nacional de España o la Orquesta de la Comunidad de Madrid, entre otras, comenzó sus estudios de dirección orquestal. Se ha formado con los maestros Miguel Romea, Peter Rundell, Jorma Panula, Sandro Gorli, Peter Gülke, Peter Eötvös y Antoni Ros Marbà.

Ha dirigido gran parte de las principales orquestas españolas, como la Orquesta Nacional de España, Orquesta Sinfónica de RTVE, Orquestra Simfònica de Barcelona y Nacional de Catalunya, Real Filharmonía de Galicia, Oviedo Filarmonía, Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, las orquestas sinfónicas de Madrid, Bilbao, Tenerife, Navarra, Euskadi, Extremadura, Islas Baleares, Valencia; también las jóvenes orquestas de Extremadura, Galicia, Sevilla, Comunidad de Madrid y la Joven Orquesta Nacional de España. A nivel internacional, ha dirigido importantes agrupaciones: Orquesta Sinfónica Nacional de México, Orquesta Sinfónica de Yucatán, Orquesta Sinfónica de Oporto “Casa da Musica”, Divertimento Ensemble, Salzburg Chamber Soloist en la Mozarteum Sommerakademie y la Lucerne Festival Academy Orchestra en el Festival de Lucerna, entre otras. Su incursión en el mundo de la ópera es igualmente brillante, dirigiendo Il barbiere di Siviglia de G. Rossini, Il segreto di Susanna de E. Wolf-Ferrari, The Telephone de G.C. Menotti y Macbeth de G. Verdi.

Ha actuado en auditorios y teatros de prestigio: Auditorio Nacional de Música (Madrid), L’Auditori (Barcelona), Palacio de Bellas Artes (México D.F.), Teatre Principal (Palma de Mallorca), Teatro Dal Verme (Milán) o el KKL Luzern (Suiza), entre muchos otros.

Sus recientes y próximos compromisos incluyen la dirección de las orquestas sinfónicas de Galicia, Castilla y León, Islas Baleares, Región de Murcia y Extremadura, entre otras. Reaparece al frente de la Orquesta Sinfónica Nacional (México) y hace su debut con la Orchestra Sinfonica di Milano Giuseppe Verdi en el Festival MITO (Italia), la Orquesta Filarmónica del Estado de Querétaro (México) y la Orquestra de la Comunitat Valenciana en el Palau de les Arts.

Ganador del premio Princesa de Girona de Artes y Letras 2016, Andrés Salado es director artístico y titular de la Orquesta Joven de Extremadura y de la Orquesta Opus 23.

Sinfónico 04

Temporada de conciertos

2018-2019
I. Badalo. Entropía D. Schnyder. Concierto para trompeta y orquesta B. Bartók. Música para cuerdas, percusión y celesta

Del 36 al 2016

29 noviembre Badajoz 30 noviembre Cáceres