Notas al programa
Para el aedo Homero, el néctar era la exquisita bebida de los dioses. Si traducir su sabor cae en la imposibilidad, lo que no podemos negarle a esta mítica delicia es su exclusividad. La misma que acompaña la escucha de un estreno absoluto como el que nos sirve la Orquesta de Extremadura en su programa sinfónico 13: el Concierto para piano n.º 2 de Ramón Paus (1959). Paus se ha movido con libertad estética por un vasto catálogo que trasciende cualquier uso de etiquetas. Parte de esta singularidad quizá encuentre respuestas en su inusual tránsito desde el Aula de Música Moderna y Jazz de Barcelona al Berklee College of Music en Boston, su inmersión en la orquestación en Lyon o París o su profundo conocimiento de la guitarra (y la bioquímica). No es la primera vez que el compositor castellonense surca otras disciplinas para concentrar su contexto creativo. Lo obtiene de la poesía en obras como su Cantata sobre Fondo Alborán (2021), o lo toma directamente al estrechar su música con la danza en No vacía y la noche, el teatro de Aristófanes en Las aves o el cine en Las huellas borradas o La rosa de nadie. Ya cuidó con mimo a la viola, el violonchelo o el clarinete bajo en sus anteriores trabajos concertantes, para, en esta ocasión, devolvernos su pasión por el piano en el segundo concierto que dedica al instrumento, protagonista indiscutible de su creación. En el Concierto n.º 2, Paus nos perfila un sugerente subtítulo: “…De los lienzos olvidados”. La conexión íntima, sensorial y hasta sinestésica orienta el imaginario sonoro de Paus. En este descuido de aquello que debía tenerse presente reside el germen poético que Paus dirige en su concierto a las pinturas ajenas a la vista que habitan lo desconocido. Y como aquellas pinturas ignotas, Paus explora el potencial del piano hasta sus rincones más insospechados en los umbrales rítmicos, armónicos y, por supuesto, melódicos. Su extremo lirismo convive con la simbiosis percusiva del piano, al que envuelve una profusa orquestación en la que destaca una extensa sección de percusión compatible con filigranas de colores en el arpa y la celesta. Compuesto en 2016, escucharemos finalmente el Concierto para piano en la expresión de las mejores manos, las de su dedicatario y gran conocedor de la obra pianística de Paus: Eduardo Fernández. Sus tres movimientos –I. Evanescente, II. Anegados de luz en Giverny, III. Sur– tejen memorias líricas y abstractas de las que, según su compositor, emerge la voz del piano en Evanescente tras la entrada inicial desde las profundidades de las cuerdas. Paus nos desvela su itinerario sonoro: “Tras atravesar tormentas de cuartas desleales a todo, conseguí hilvanar algunas de las mejores melodías… se nos confunden y deshacen entre los dedos, como aureolas de humo. Anegados de luz en Giverny es una exaltación de los momentos de plenitud en claro homenaje al pintor impresionista. Sur recoge, sobre la arena de la marea baja todo lo acaecido, en un intento de navegar, bodegas llenas, con viento salado de melancolía y luz”.
Podríamos decir que melancolía y luz, a partes iguales, invadieron la creatividad de Silvestre Revueltas (1899-1940). El grueso de su obra la escribió durante la última década de su corta vida. Su mejor sustrato fue el entorno cultural en el que creció, el México revolucionario que otorgó un sentido identitario a una creación generosa con el paisaje mexicano y sus condiciones sociales. Su compromiso político se extendió a su implicación en instituciones como la Orquesta Sinfónica de México o la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios, con la que visitó España en plena contienda bélica para apoyar la causa republicana, mientras dirigía, entre otras, la partitura de Redes en beneficio de las víctimas de los bombardeos en conciertos como el que se celebró en el Palau de la Música de Barcelona el 7 de octubre de 1937. Un año antes, en mayo de 1936, Revueltas había dirigido en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México el estreno de la versión de concierto de la banda sonora que acompañaba a la película Redes. Como una alternativa crítica a la visión sobre México que destilaba el cine más comercial, Redes proponía un relato social alrededor de los pescadores de Veracruz. Por encargo de la Secretaría de Educación Pública, el fotógrafo Paul Strand, el cineasta vienés Fred Zinnemann y Emilio Gómez Muriel siguieron la estética del realismo socialista para dirigir una película más atenta a los intereses nacionales que a la taquilla. Todos sus personajes eran verdaderos pescadores veracruzanos sin ninguna experiencia como actores. Redes se adelantó así al uso de actores no profesionales que caracterizaría al neorrealismo italiano una década más tarde. Música e imagen intervienen recíprocamente en Redes sobre una trama narrativa que reposa, en ocasiones, en la ausencia de acción dramática. Sucede con los planos del oleaje, las escenas que exponen la miseria de los pescadores, las frustraciones y éxitos de los días de pesca. La música acompaña por entero al gesto en una concepción artística más cercana al cine mudo con un uso marginal de la palabra. En 1943, el director de orquesta austríaco Erich Kleiber preparó su propia versión de Redes a partir del manuscrito y se convirtió en la más interpretada, aunque recientemente se ha revisado la versión original de Revueltas. La suite orquestal que escucharemos, según la versión de Kleiber, nos presenta una extensión de las tres partes en la que la dividió Revueltas: Introducción, Funeral y Fiesta del trabajo. Se le suman así las siguientes secciones que incrementan el dramatismo inicial: “Los pescadores. Funeral del niño. Salida a la pesca. ‘Corrido’ Lucha y Regreso de los pescadores con su compañero muerto”. En las notas al estreno de Redes dirigido por Revueltas puede leerse: “El sobrio desarrollo de la ‘Introducción’ contrasta con la honda ternura de los ‘Funerales’, verdadero llanto de hombre en multitud, que sabe tornarlo en alegría avasalladora, viviendo el goce del esfuerzo en la admirable ‘Fiesta del trabajo’ en que los hombres se unen para vencer a la naturaleza y, ella misma con las aguas del mar, con el viento de su atmósfera, con el impulso interno que da a sus propios hijos, los alienta y los hace entrar con el ritmo cálido de bamba, latir del trópico, donde por un momento un pueblo olvida su hambre y goza de toda la riqueza de su costa”. La última interpretación de Redes dirigida por el compositor fue en España. La siguiente se organizó en su memoria, en el mismo Palacio de Bellas Artes donde se estrenó, el 13 de diciembre de 1940, dos meses después de su inesperada muerte.
Las tensiones políticas atravesaron igualmente la composición de las Variaciones concertantes, op.23 del argentino Alberto Ginastera (1916-1983). Corría el año 1953, cuando se vio obligado a renunciar a su puesto como director del Conservatorio de Música de la Universidad Nacional de La Plata, momento en que viviría de la composición de bandas sonoras y de pequeños encargos, como el de estas Variaciones por parte de la Asociación de Amigos de la Música de Buenos Aires. Pero su estímulo procedía, como en Redes, de los aires folclóricos que sublimaron uno de los periodos más fructíferos de la carrera de Ginastera, calificado como nacionalismo subjetivo. Así describió su autor las Variaciones: “la obra tiene un carácter argentino subjetivo. En vez de emplear material folclórico, se obtiene una atmósfera argentina con el uso de melodías y ritmos originales”. Esa atmósfera argentina a la que se refiere el propio Ginastera emana de un tema con variaciones protagonizadas por distintas secciones de la orquesta. Ginastera destina al violonchelo y el arpa su exposición, inspirado en las cuerdas al aire de la guitarra (Mi, La, Re, Sol, Si). Desde esta simbología sonora, Ginastera intervino el tema principal desde los dos interludios que introducen a la cuerda y al viento, y con los que enmarca las siete variaciones destinadas a ensalzar las posibilidades técnicas de cada instrumento solista: III. flauta, IV. clarinete, V. viola, VI. oboe y fagot, VII. trompeta y trombón, VIII. violín, y IX. trompa. Ginastera culmina la obra con la reexposición del tema inicial, esta vez en el contrabajo, y una variación final en la que luce todo el conjunto orquestal a partir de un aire de malambo, danza gaucha con su vibrante zapateado originaria de las regiones pampeana y patagónica. Ginastera pensó las variaciones desde dos principios: uno ornamental, otro a modo de metamorfosis. En aquel tiempo incierto, aún no podía imaginar que sus Variaciones serían su mejor carta de presentación en Europa y EE.UU. Apenas una década más tarde, las Variaciones desembocaron en la coreografía de tres ballets: Tender Night (1960), Surazo (1961 y Le Chapeu (1965). La música de Revueltas y Ginastera segrega la esencia sonora de los pueblos, néctares del folclore de gusto tan inmortal como el dulce brebaje de los dioses.
© Carmen Noheda
Carmen Noheda es investigadora posdoctoral Margarita Salas en el Centre for Research in Opera and Music Theatre (University of Sussex). Es doctora en musicología con Premio extraordinario de doctorado por la Universidad Complutense de Madrid, licenciada en historia y ciencias de la música (UCM) y titulada superior en clarinete (RCSMM), con ambos premios de fin de carrera. Entre 2015 y 2019 disfrutó de un contrato predoctoral de Formación del Profesorado Universitario (UCM) y ha realizado estancias de investigación en Seoul National University, University of California Los Angeles y Universidade Federal do Rio de Janeiro. Recientemente, ha trabajado en el archivo musical del compositor Luis de Pablo (ICCMU-SGAE, 2021) y colabora regularmente en actividades de divulgación con la OCNE, CNDM, Teatro Real, ORCAM, Ópera Joven de la Diputación de Badajoz, Fundación SGAE o Radio clásica de RNE. Su línea de investigación se centra en la ópera contemporánea española.
Interpretaciones anteriores
La OEX interpretó por primera vez Redes, de Silvestre Revueltas, el 12 de febrero de 2004 en la Sala Trajano de Mérida, dirigida por Enrique Barrios. La interpretación más reciente fue el 16 de enero de 2010 en el Palacio de Congresos de Badajoz, dirigida por Carlos Miguel Prieto.
Respecto a las Variaciones concertantes de Alberto Ginastera por primera vez el 24 de enero de 2003 en el Gran Teatro de Cáceres, la última al día siguiente, en el mismo programa, en el Teatro López de Ayala de Badajoz. Dirigía Enrique Bátiz.
Ramón Paus
Es un compositor de formación ecléctica, graduado por la prestigiosa Aula de Música Moderna y Jazz/Conservatorio del Liceo. Estudios de orquestación con diversos maestros en París y Lyon y ha cursado estudios de guitarra clásica en el Conservatorio Superior del Liceo de Barcelona.
Ha destacado en su actividad como compositor en muy diversos ámbitos.
Ramón Paus ha compuesto, entre otras, la banda sonora original del largometraje Las Huellas Borradas de Enrique Gabriel Lipchutz, Sombras Paralelas de Gerardo Gormezano, Nadie como Tú de Criso Renovell y la ópera prima de Ignacio Oliva La Rosa de Nadie. Asimismo ha firmado las partituras del documental Memoria del Tiempo Devastado, el mediometraje Filosofía del Tocador y el corto La Isla de Papel.
En el campo teatral, Paus ha puesto música a Las Aves, de Aristófanes, para el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida —en una producción adaptada y dirigida por Rosa García Rodero—, Concierto para 48 voces de José Sámano con Lola Herrera y Chete Lera, la producción del Centro Dramático Nacional (CDN) Eslavos y Terentius para la Red de Teatros de la Generalitat Valenciana, entre otras.
En el ámbito de la danza ha compuesto la música de las obras No Vacía, Marzo 10 NY y Tres Mujeres para la Compañía EnclaveDanza y varias obras para la Compañía ”Y” del Centro de Nuevos Creadores. Sus obras de cámara y sinfónicas han podido escucharse en Japón, Francia, República Checa, Brasil, Rumanía, EEUU, Holanda, Alemania y diversos países de América del Sur.
Como programador de obras para piano ha destacado su curaduría del ciclo Formas del Silencio, que organizó en Madrid y Bilbao en 2016/17 y en los últimos años ha firmado algunas de las obras para piano solo más notables de la pianística española, tales como Prosa disidente, Samambaia, Piano en Arlés, o las recientes Piano nigromante o Estudio para Uracilo, un príncipe genómico, estrenadas por solistas de la talla de José Menor, Iván Martín, Eduardo Fernández, Horacio Lavandera o Josu Okiñena. Su repertorio camerístico incluye siete cuartetos de cuerda —el último, De ultramar, obra encargo del CNDM para el Cuarteto Bretón y siendo su estreno en el Auditorio 400 del MNCARS en enero de 2016—, así como numerosas obras para ensembles mixtos tales como Cuarteto tucano o Apenas se oía el polvo.
La composición concertante también ha sido uno de los campos de expresión más destacables de la producción de Paus. En su haber figuran conciertos para piano, violín, violonchelo y dos conciertos para viola titulados De profundis y Cobalto azul, en tránsito. También es autor de Elegía primera, la deriva para violín, viola, orquesta de cuerda, arpa, percusión y coro masculino estrenado en el MACBA de Barcelona en 2015. La Orquesta y Coro Nacionales de España estrenaron —con un éxito que no se recuerda para autor vivo— el pasado 23 de marzo de 2018 su Concierto para clarinete bajo y orquesta “De las ciudades ajenas” dentro de la Temporada 2017/18 bajo la dirección de Juanjo Mena y teniendo como solista a Eduardo Raimundo. Recientemente la ORCAM le ha encargado una obra “Cantata sobre fondo Alborán” para ser estrenada en el Auditorio Nacional, bajo la dirección de José Miguel Pérez-Sierra.
En este concierto se estrena su Concierto n.º 2 para piano y orquesta con la Orquesta de Extremadura, con Eduardo Fernández como solista.
Paus ha sido el primer español en entrar a formar parte del catálogo Warner Classics, sello en el que ha grabado el exitoso Piano Works (UME/Wise Music Classical), que recoge parte de la obra para piano del compositor. También destacan sus álbumes Nausica, que documenta su interés en el jazz y la experimentación, Azul de Prusia para el sello Autor. El sello Naxos acaba de publicar dos monográficos dedicados a Paus: Works for Piano (declarado disco imprescindible para la revista Scherzo, disco para la historia para RITMO y Melómano de Oro para la revista Melómano) y un disco en torno a su producción violística titulado Madera Ocaso que fue sexto en ventas mundiales de Naxos en diciembre del 2016.
Recientemente ha sido galardonado con dos premios: el Ciutat de Castelló a la Excelencia Musical «Guitarrista Manuel Babiloni» y el II Premio PRECREA a la música «Matilde Salvador» de las Universidades Públicas de la Comunidad Valenciana.
Eduardo Fernández
Galardonado con el Premio Ojo Crítico de Radio Nacional de España, Eduardo Fernández es uno de los mejores pianistas de su generación, distinguiéndose especialmente por la profundidad, madurez y singularidad de sus interpretaciones.
Muy elogiado como solista de concierto, Fernández acaba de trabajar con la Orquesta Nacional de España, la Orquesta de RTVE, la Orquesta Sinfónica de Madrid, la Orquesta Ciudad de Granada y la Orquesta de la ORCAM (Comunidad de Madrid). Ha obtenido grandes éxitos en importantes salas de concierto como la Philharmonie de Berlín, la Philharmonia de San Petersburgo, el Centro de Arte Oriental de Shanghai, el Centro Nacional de Artes Escénicas de Pekín y la Philharmonie Luxembourg. Actúa regularmente en prestigiosas salas españolas como el Euskalduna de Bilbao, el Teatro de la Maestranza de Sevilla, así como el Teatro Monumental, el Teatro Real y el Auditorio Nacional de Madrid.
Eduardo ha colaborado con directores como Santtu-Matias Rouvali, Víctor Pablo Pérez, François López-Ferrer, José Ramón Encinar, José Miguel Pérez-Sierra y Antoni Ros Marbà. Su afición a la música de cámara le ha llevado a colaborar con músicos como el Cuarteto Athenäum, Lina Tur Bonet, Robert Silla, Álvaro Octavio, Eduardo Raimundo y Yuval Gotlibovich. Ha actuado en festivales como el de Granada, SMR Cuenca, Musika-Música y Piano aux Jacobins.
Sus grabaciones han sido aclamadas por las revistas más prestigiosas. Ha grabado Iberia, Brahms Op. 117, 118 y 119, Chopin/Schumann, Paus: Obras para piano o Scriabin: Los Preludios completos, para sellos discográficos como Warner, Naxos o Centauro. Desde 2020 graba para BIS Records, habiendo publicado ya Zimmermann: Obras completas para piano, álbum nominado a los premios ICMA. Su próximo proyecto discográfico abarcará todos los Estudios de Scriabin. Tras su exitosa grabación de Iberia, Eduardo Fernández ha sido aclamado por la revista Fanfare como «el sucesor de Alicia de Larrocha».
Eduardo es doctor en Humanidades, Artes y Educación.
Iván López-Reynoso
En diciembre 2020 Iván López-Reynoso es presentado como nuevo Director Principal y Artístico del Coro y Orquesta del Teatro Bellas Artes en Ciudad de México, orquesta titular del más importante teatro de ópera y temporada concertística en México, convirtiéndose en el más joven Director Musical en asumir dicha responsabilidad en la historia de la orquesta y del teatro.
Asimismo, es desde 2018 Director Principal Invitado de Oviedo Filarmonía, habiendo previamente asumido el nombramiento como Director Asociado de la Orquesta Filarmónica de la UNAM en Ciudad de México, Director Principal y Artístico de la Sinfónica de Aguascalientes y Subdirector Musical del Teatro Estatal de Braunschweig en Alemania.
Uno de los directores musicales más importantes de la nueva generación en Latinoamérica, López-Reynoso dirige regularmente todas las orquestas más importantes en México como la Sinfónica Nacional de México, Filarmónica de Jalisco, Sinfónica del Estado de México, Sinfónica de Xalapa, Sinfónica de la Ciudad de México entre otras muchas. En España dirige habitualmente desde su debut en 2015 con Oviedo Filarmonía en un concierto con Kalman Balogh, líder solista de címbalo. Ha dirigido también la Orquesta Sinfónica de Madrid y Titular del Teatro Real, Orquesta Sinfónica de Navarra, Orquesta Sinfónica de Tenerife, Orquesta Sinfónica de Málaga, Orquesta de la Comunidad de Madrid y con compromisos con otras importantes orquestas en España, EEUU, Latinoamérica, Europa, China y Japón.
En concierto ha dirigido a destacados solistas internacionales como los pianistas Yulianna Avdeeva, Gabriela Montero y Conrad Tao, el violinista Michael Barenboim, el oboe principal de la Chicago Symphony Alex Klein, además de los cantantes Javier Camarena, Ildar Abdrazakov, Ramón Vargas y Celso Albelo.
La versatilidad de Iván López Reynoso, considerado como una de las más importantes batutas jóvenes de Latinoamérica lo ha llevado a dirigir distintas disciplinas y estilos como ópera, ballet, danza contemporánea, música antigua y música contemporánea. Su extenso repertorio operístico incluye más de cuarenta títulos, habiendo recibido su primera invitación internacional del gran experto rossiniano Mtro. Alberto Zedda, para dirigir en Pésaro “il viaggio a Reims” con sólo 23 años, después de haber debutado en la Opera de Bellas Artes con 20 años dirigiendo “Le nozze di Figaro”.
Ha dirigido en los máximos recintos culturales de México, como el teatro de Bellas Artes, la Sala Nezahualcóyotl, el Teatro Degollado, el Teatro del Bicentenario y el Palacio de Bellas Artes. Asimismo, se ha presentado con éxito en escenarios de Estados Unidos, Omán, España, Italia, Alemania y Perú como el Teatro Real de Madrid, la Opera de Zúrich, el Teatro de la Maestranza de Sevilla, la Royal Opera House Muscat y Japón entre otros.
En marzo de 2018, es reconocido con el Premio Estatal de Artes Diego Rivera en reconocimiento a su trayectoria artística.
Iván López-Reynoso es también un destacado contratenor con numerosas y exitosas presentaciones como solista en México, Estados Unidos y Alemania.
Nació en Guanajuato, México, en 1990. Realizó estudios de violín, piano, canto y dirección de orquesta, titulado con mención honorífica.