La OEX presentó en concierto por primera vez en España la obra de Inés Badalo, Entropía, estrenada y premiada en Portugal en 2017. Formada musicalmente entre Badajoz y Lisboa, esta compositora ha logrado que sus obras sean representadas por la OJEX y, ahora, la OEX.
Los premios cosechados la avalan, poco faltaba para que sus partituras poblaran los atriles de nuestra orquesta y su Entropía, Premio de Composición Sociedad Portuguesa de Autores / Antena 2 en 2017, debía ser el salto. Antes, en 2014, la OJEX estrenó otra obra suya, Aquarelle.
A finales de 2018 has sido premio honorífico ‘Juan Crisóstomo Arriaga’ por Evanescente Latir en el concurso Jóvenes compositores de la Fundación SGAE y CNDM, ¿Qué ha supuesto este premio en su carrera?
Para mí la mayor recompensa de cualquier concurso de composición es la difusión que supone de mi trabajo, el hacer que sea accesible a un número mayor de personas, que se conozca mi obra. No creo que sea fundamental para desarrollarse como compositor, es decir, yo voy a dar siempre lo mejor de mí misma en cada obra que escribo, ya sea un encargo o un concurso, y lo afronto como un nuevo reto. Lo que es indiscutible es que los premios hacen que se me conozca, y ha sido la vía en algunas ocasiones por las que muchas personas se han visto interesadas en mi trabajo, y por tanto han supuesto más encargos, estrenos, interpretaciones, etc.
En el caso del Premio Jóvenes Compositores de la Fundación SGAE-CNDM, es uno de los más importantes para compositores menores de 35 años, tiene una gran difusión a nivel nacional, además de que editan un disco promocional con las obras finalistas y en el concierto en que se interpretan hay una gran afluencia de público, es un reconocimiento a mi trabajo y siempre supone una motivación, un aliciente, para seguir en el camino.
Y justo unos días después, la OEX interpretó Entropía. Concierto programado por el Festival de Música Actual de la Sociedad Filarmónica de Badajoz con el CNDM. ¿Qué siente al ver a la orquesta de su comunidad interpretar una de sus obras?
Siempre es una alegría asistir al estreno de una obra, pero cuando el estreno en España es realizado por la orquesta de tu comunidad hace especial ilusión, trabajas con instrumentistas que conoces, en un entorno donde has crecido como músico, ya que son muchas las veces que he asistido a conciertos de la OEX, formando parte de mi desarrollo musical. Fue una experiencia muy enriquecedora, días muy intensos, destacando el interés y atención tanto por parte del maestro Andrés Salado, como por los profesores de la orquesta, solo tengo palabras de agradecimiento por la oportunidad que se me brindó. La interpretación de una obra es algo efímero, se produce en el tiempo y después desaparece, pero siempre queda una sensación indescriptible que perdura.
En 2019 estrenas una nueva obra en el Ciclo de Música Actual del CNDM que se celebra en la ciudad de Badajoz ¿Qué nos puedes adelantar sobre esta obra?
La obra se titula Iridiscencia, y es un encargo del Ensemble Sonido Extremo que realizará el estreno el día 8 de marzo bajo la dirección de Jordi Francés, en el Teatro López de Ayala. El ensemble extremeño, con el que he tenido la suerte de trabajar en varias ocasiones, está especializado en la música de creación actual y comprometido con la música de nuestro tiempo.
Presentan una propuesta muy interesante para el concierto, donde se combinan obras de distintos lenguajes, diferentes universos sonoros, mostrando una pluralidad estética que caracteriza la música de las últimas décadas. Aprovecho para animar a todos los extremeños a asistir al concierto, sin duda no dejará a nadie indiferente.
¿Estás en proceso compositivo ahora mismo? ¿Qué detalles o influencias te inspiran a la hora de comenzar un proceso compositivo?
Sí, y de hecho creo que siempre lo estoy. Incluso cuando intento desconectar unos días, la cabeza no para, siempre estoy pensando en lo que voy a escribir, ya sean ideas, esbozos… En ocasiones he escrito obras basadas en una idea extramusical, es decir, obras que representan o evocan musicalmente una poesía, una magnitud física o una pintura, por ejemplo. En otras ocasiones no me baso en ningún elemento externo, de manera que no predispongo al oyente, y para cada cual tendrá un significado diferente, digamos que en cierto sentido también el público se convierte en intérprete de la obra.
El proceso compositivo es largo, dura meses, desde que empiezo a estructurar una obra, hasta que la termino, se estrena, y después reflexiono sobre ella. Siempre hay momentos más complicados que otros, para mí los peores son aquellos días donde sientes que pasan las horas y no rindes lo suficiente, fruto de intentar continuamente mantener la búsqueda de mi propio lenguaje y, al mismo tiempo, evitar la idea recurrente de una obra a otra, hecho que me impongo como una obligación, para que cada una sea una evolución de la anterior, y seguir desarrollando esa búsqueda de identidad, de personalidad en la composición. En esto soy muy exigente conmigo misma y trato de ser constante.
¿Trabajas con varias composiciones al mismo tiempo? ¿O prefieres enfocarte en una única composición hasta que la finalizas?
Normalmente evito escribir varias obras al mismo tiempo, lo que sí es cierto es que mientras me centro en una puedo ir estructurando otras, anotando ideas para después desarrollarlas. No obstante, si por alguna razón se acumula el trabajo y, dependiendo de las circunstancias, en casos muy puntuales puedo escribir en paralelo.
¿De dónde y cuándo surgió la necesidad de componer?
Cuando estaba cursando las enseñanzas profesionales de música en el conservatorio, donde estudiaba las especialidades de guitarra y piano, tenía asignaturas como armonía, análisis y fundamentos de composición, que llamaron mucho mi atención desde el principio y donde se escribían pequeñas piezas, ejercicios de estilo. En el momento de realizar la prueba de acceso al superior tenía un gran dilema, no sabía si seguir con la guitarra o la composición, entonces fui incapaz de decantarme por una u otra, para mí se complementaban las dos, así que realicé los estudios superiores de ambas especialidades. Ya una vez finalizados los estudios, poco a poco, y sobre todo al empezar a trabajar las tardes dando clases, me fui dando cuenta de que el día no tiene horas suficientes para profundizar más, tenía que centrarme en una, surgieron varias propuestas muy interesantes y entonces fue cuando finalmente elegí. Sigo estudiando guitarra siempre que puedo, pero dedico ahora mismo muchas más horas a la composición, aún no sé bien si la escogí yo o ella me escogió a mí.
¿Cómo ve la nueva creación de la música contemporánea?
Si hay algo que caracteriza la música en lo que llevamos de siglo es precisamente la multiplicidad de estilos que convergen. Ahora mismo hay compositores desarrollando planteamientos estéticos realmente distintos, algunos verdaderamente interesantes; no solo en lo puramente musical, sino también por los medios empleados, de la música instrumental a la electroacústica, donde los avances tecnológicos permiten su constante expansión, así como los que se acercan a la música desde una perspectiva multidisciplinar. No hay límites entre los distintos lenguajes, ni una corriente que predomine y unifique, será la propia historia la que nos juzgue.
De todas tus obras compuestas, ¿cuál consideras que es la predilecta?
Es difícil responder a esta pregunta. Cierto es que cuanto más cercana al presente esté la obra más me identifico con ella, ya que se aproxima más a los conceptos que tengo en mente en este momento. Todas las obras que he ido escribiendo a lo largo de los años forman parte de un proceso en constante evolución, y tienen un significado dentro de ese contínuum, siendo algunas de ellas un punto de inflexión en mi carrera.