La XXXV Semana Musical de Santa Cecilia, que organizan el Conservatorio Superior de Música de Badajoz “Bonifacio Gil”, el Conservatorio Profesional de Música “Juan Vázquez” y la Excma. Diputación de Badajoz, contará con la colaboración de la Orquesta de Extremadura, concretamente con un concierto que se celebrará el viernes 22 de noviembre en el Palacio de Congresos de Badajoz Manuel Rojas, a las 20:30 horas. La entrada será libre hasta completar aforo. Diego García Rodríguez será el director invitado, compromiso que ya ha adquirido con orquestas nacionales e internacionales como la Real Filharmonía de Galicia, Orquestra Sinfónica de Galicia, Orquesta Filarmónica de Málaga, Orchestre des Pays de Savoi (Francia), Akademicka Orkiestra Bydgoszcz (Polonia) o la Orquesta Joven de la Sinfónica de Galicia. Diego es director artístico y musical del Taller Atlántico Contemporáneo (T.A.C.), ensemble con el que desarrolla una intensa actividad en la difusión de la música contemporánea, y en el estreno de obras de compositores actuales.
Actuará como solista el joven pianista extremeño Pablo Márquez, quien acaba de finalizar el Grado Superior de la Especialidad de Piano en el Conservatorio Superior de Música de Badajoz bajo la dirección Susana Sánchez Baltasar, después de formarse durante cinco cursos en la cátedra de piano de la profesora Galina Eguiazarova en la Escuela Superior de Música Reina Sofía de Madrid, becado por la Fundación Albéniz. Ya ha sido galardonado en diferentes certámenes pianísticos a nivel nacional, el último este mismo mes, un premio especial en el XXXIII Concurso Nacional de Jóvenes Pianistas ‘Ciudad de Albacete’.
Pablo Márquez interpretará en la primera parte de la velada el Concierto nº 2 en Do menor para Piano y Orquesta, Opus 18 de Sergei Rachmaninoff, estrenada en 1901, es una de sus piezas más recordadas, la que le supuso un sólido reconocimiento y fama como compositor de conciertos. La otra obra que completa el programa, ya en la segunda parte, es la Sinfonía nº 7 en Re menor, Opus 70, de Antonín Dvorak, de 1885. Es una obra emocionalmente turbulenta, como lo expresa la inscripción “del tiempo tormentoso” que llevaba en su primera publicación; ciertamente es la sinfonía más típicamente romántica de cuantas escribió Dvorak.