Flamante estreno discográfico de la Orquesta Sinfónica de Extremadura bajo la dirección de su primer titular Jesús Amigo. El programa está compuesto por dos maravillosas muestras del mejor sinfonismo portugués. Este disco fue nominado al mejor álbum de música clásica de 2005 de orquesta o solista con orquesta en la 35th Annual Juno Awards de Canadá.

Luís de Freitas Branco

Figura dominante de la música portuguesa en la primera mitad del siglo XX, Luís de Freitas Branco nació en una familia de raíces aristocráticas, influyendo grandemente en él la dimensión cultural de su tío, dramaturgo, ensayista, crítico y traductor, cuya biblioteca excepcional le supuso una puerta abierta a los universos literarios, artísticos y filosóficos. Inició muy joven los estudios musicales, con una preceptora irlandesa. Trabajó más tarde con Tomás Borba, Augusto Machado —compositor de horizontes estéticos y recursos composicionales singulares en la Lisboa de finales de siglo—, el belga Désiré Pâque  —un precursor de la atonalidad que le dio a conocer los métodos de composición de Vincent d’Indy— y el maestro Luigi Mancinelli. Esta conjugación de lo mejor que Lisboa podía ofrecer y de una creatividad rara y precoz, originó desde 1904 obras que se distinguen de las de un mero aficionado y del conservadurismo del medio. Al partir con su tío para Berlín en 1910, Luís de Freitas Branco había escrito ya la 1ª Sonata para violín y piano, en la descendencia de César Franck —que le valió el 1º premio en un concurso de composición presidido por Viana da Mota—, los poswagnerianos poemas sinfónicos Antero de Quental y Guerra Junqueiro, y la trilogía La Mort  para voz y piano (basada en poemas de Baudelaire), de cuño mussorgskiano. En la capital alemana estudió con Humperdinck y quedó profundamente marcado por la ópera Pélléas et Mélisande  de Debussy. En 1911 se puso en contacto con este compositor en París, y allí estudió la estética impresionista con Gabriel Grovlez.

La permanencia en los grandes centros europeos, en uno de los períodos más efervescentes de la historia de las artes, daría notables frutos. En 1913, el estreno de Paraísos Artificiais provoca escándalo en Lisboa; el mismo año, Luís de Freitas Branco escribe una de las obras más innovadoras de su época, Vathek. Estos dos poemas sinfónicos hacen llegar elementos de vanguardia a la música portuguesa: un impresionismo preexpresionista en Paraísos, y en Vathek  una ventana abierta al modernismo musical, incluyendo un ejemplo de micro polifonía atonal prefigurador de técnicas posteriores a la II Guerra Mundial. Tal osadía, extensiva a otras obras suyas de la misma época —como las atonales canciones sobre poemas de Mallarmé, los impresionistas Preludios  para piano o el Cuarteto de cuerdas— pueden verse hoy día como una perfecta contrapartida musical al Primer Modernismo Portugués, cuyos máximos exponentes en poesía fueron Fernando Pessoa y Mário de Sá Carneiro y en pintura, Amadeo de Sousa-Cardoso y Almada Negreiros. A partir de la década de los veinte, Luís de Freitas Branco se inclinó por un «nuevo diatonismo» y un estilo propio de neoclasicismo, ya anunciado por el Concierto para violín (1916).Con sus cuatro sinfonías, escritas entre 1924 y 1952, cimentó un sinfonismo portugués hasta entonces carente de forma. En su abundante producción vocal —donde rindió un importante tributo al uso musical de la lengua portuguesa— Camões y Antero de Quental destacan como exponentes de su profundo humanismo. Los Madrigales Camonianos coro «a cappella» (1935-1949) evocan con originalidad la riquísima tradición polifónica ibérica.

Su acción tuvo múltiples facetas: gran pedagogo —tuvo a Joly Braga Santos como discípulo dilecto—, fue también crítico, musicólogo, ensayista y conferencista, autor del primer tratado de Ciencias Musicales publicado en países latinos (1922), de obras sobre técnica e história de la música, estudios sobre destacados personajes en el arte de los sonidos y sobre la música portuguesa.

El Concierto para violín y orquesta de Luís de Freitas Branco fue compuesto el verano de 1916 y quedó concluido en septiembre de ese mismo año, en Buçaco, cuando el autor contaba 25 años. En el ámbito de su evolución estética, esta obra marca, de manera significativa, tendencias neoclásicas que se acentuarán y ampliarán en la última fase creadora, es decir, con las cuatro Sinfonías, la 2ª Sonata para violín y piano y los Madrigales Camonianos.

El clima del Concierto para violín es fundamentalmente lírico, a veces con un carácter marcadamente elegíaco o meditativo, pero de una gran nobleza de expresión, lo que no impide algunos acentos vigorosos y pasajes de un carácter más enérgico. Sin tratarse de una intervención de espectacular virtuosismo, la participación del solista se mantiene, a lo largo de la partitura, siempre en primer plano y desarrollando, a poder ser, la melodía con fluidez.

No obstante, la obra refleja su textura, un fuerte sentido constructivista así como notable homogeneidad ambiental y temática, gracias también a la interacción de dibujos o ciertos motivos que atraviesan los distintos tiempos y dan cuerpo a sutiles parentescos en una óptica de construcción cíclica. Además, los principales temas pueden aunarse en una célula básica, con el intervalo de quinta descendente que está presente inmediatamente en el enunciado orquestal con que la obra comienza.

Es lícito atribuir al primer tiempo, Allegro, una definición bitemática en el esquema de la llamada forma sonata con las secciones de exposición, desarrollo y reexposición. Los dos temas surgen por primera vez en la orquesta, por medio de los fagotes, conjugados con las cuerdas. La entrada del violín solista tiene lugar en un pasaje Andante (a piacere) introduciendo un nuevo motivo, en una especie de recitativo. Tal motivo va a reaparecer, con un importante papel estructural, en los dos tiempos restantes. Otro motivo a destacar, que impondrá igualmente su presencia en el 3º tiempo, es expuesto por el solista, una vez que ya se ha ocupado del 2º tema.

El segundo tiempo, Andante a piacere, trascurre en una atmósfera calma y meditativa, con un compás ternario y con la tonalidad fundamental de Ré. Su estructura formal es esencialmente la de una canción.

En el último tiempo, Allegro, come nel 1º movimento, regresa el compás cuaternario del Allegro inicial, ahora marcado a dos. También siguiendo el esquema de una forma sonata, el modo mayor acaba por prevalecer inequívocamente en la conclusión de la obra, basada en el 1º tema, con su ritmo marcado y algo enérgico, aunque no marcial propiamente dicho.

Cabe destacar que las cadencias fueron enteramente escritas por el compositor. La composición de la orquesta es la siguiente: 3 flautas, 2 oboes, 2 clarinetes, 2 fagotes, 4 trompas, 3 trompetas, 3 trombones y tuba, timbales y cuerdas. El arpa interviene apenas en el tiempo central.

Una primera ejecución parcial de la obra se dio en 1921, con el violinista René Bohet, bajo la dirección de Vittorio Gui. Francisco Benetó realizó el estreno íntegro de la obra, el 25 de Abril de 1940, en el Teatro da Trindade (Lisboa), con la Orquesta Sinfónica Nacional, bajo la dirección de Pedro de Freitas Branco.

 © Alejandro Delgado (biografía) y Nuno Barreiros † (concierto)

Joly Braga Santos

Joly Braga Santos nació en Lisboa el 14 de mayo de 1924, ciudad donde falleció el 18 de julio de 1988. Estudió composición con Luís de Freitas Branco en Lisboa; Virgilio Mortari, en Roma y dirección de orquesta com Hermann Scherchen, en Italia y en Suíza. En 1942, con el estreno del “Nocturno para Violín y Piano” (disco Educo 4109 – Estéreo) inicia Joly Braga Santos, a los 18 años, su carrera de compositor. Desarrolla paralelamente iniciativas tendentes sobretodo a conquistar a los jóvenes y atraerles hacia la música, con la creación, en 1949 de la Juventud Musical Portuguesa, de la que fue uno de sus fundadores. A partir de 1950, año en que se presenta a director de orquesta en el Teatro de S. Carlos, organiza conciertos comentados donde dirige muchas primeras audiciones importantes, de autores portugueses y extranjeros. Joly Braga Santos llevó a cabo una extensa obra de carácter predominantemente sinfónico, en el que hay, sin embargo, marcadas incursiones en los campos operístico y de cámara.

La polifonía portuguesa del primero y segundo Renacimientos y el folclore del Alentejo, fueron los elementos que determinaron la formación del estilo de Braga Santos en la fase creativa inicial. De ella forman parte, entre otras, las cuatro primeras sinfonías, las “Variaciones sobre un Tema Alentejano”, la “Elegía a Viana da Motta”, el “Concierto en Ré”, la “Obertura nº 3”,  etc… Al final de este período, anunciada ya la transición hacia un libre cromatismo, se hallan justamente el “Divertimento Nº 1”, grabado en este disco, y el “Concierto para viola y orquesta”, ambos compuestos en Itália, en el año 1960. Es, no obstante, con los “Tres Esbozos Sinfónicos” (op. 34 en el catálogo de sus obras), donde se aclara dos años más tarde la evolución de Joly Braga Santos, en el sentido de una completa disolución tonal. Inician de inmediato la segunda fase creadora del autor. Es en ese momento, en 1963, cuando surge la “Sinfonietta” (op.35) y se van sucediendo obras tan significativas como la 5ª Sinfonía, el “Concierto para Violín y Violonchelo”, la ópera “Trilogía de las Barcas”, el “Concierto para Piano y Orquesta”, las “Variaciones 76”, la cantata “Las Sombras”, el “Concierto para Violonchelo y Orquesta”, etc. Su última obra (op. 64) es el “Improviso”, para Clarinete y Piano: la terminó el dia 9 de julio de 1988, una semana antes de fallecer.

El Divertimento nº1 es de las pocas obras en que Joly Braga Santos utiliza temas populares. No se trata, sin embargo, de una obra folclórica en el sentido vulgar del término. Si algunos temas son originales, existen otros que el autor trata estilísticamente a modo de citas. De acuerdo el término “divertimento”, se da protagonismo a los solistas de la orquesta, explotando al máximo las posibilidades de cada instrumento. La escritura del conjunto instrumental es también virtuosística. En los tres tiempos, Preludio, Intermezzo y Finale, predomina la clásica forma de sonata.

Se estrenó en Nápoles, el 4 de marzo de 1961, por la Orquesta Scarlatti, bajo la dirección de Joly Braga Santos, transmitido por la Radiotelevisión Italiana (RAI).

Encrucijada es un ballet compuesto en 1967 para la Compañía de Ballet Gulbenkian. Se basa en un argumento simplista e inocente: Fiesta en la plaza de una aldea portuguesa. Todos bailan y festejan el noviazgo de dos jóvenes. Un grupo de gente de la ciudad, que ha ido allí a divertirse, convence a la novia a que les acompañe a dar un paseo. Ella les sigue, pero se encuentra en medio de rufianes que la pretenden y de mujeres que la quieren desviar del buen camino. Consigue, no obstante, escaparse y regresar a su aldea, donde se reconcilia con el novio.

El compositor utiliza un folclore fácilmente identificable, como danzas populares de diversos orígenes. Sin embargo, enriquece la música a través de un tratamiento politonal, sobreponiendo tonalidades diferentes, lo que crea un fuerte ambiente expresionista, precisamente porque él creía que todo tipo de influencias se pueden aunar y converger, en el folclore urbano de todos los países.

Los cinco tiempos de este ballet siguen, en su conjunto, el esquema formal de la suite orquestal del período Barroco, que era una secuencia de danzas. No obstante, el objetivo principal del compositor fue el de componer “música de cariz predominantemente bailable”. El primer tiempo (Danza General) se basa en la tarantella, una danza italiana. Es muy vivo y rápido. El segundo tiempo (Pantomima) se basa en una variedad de secciones contrastantes y cortas. El tercer tiempo (Danza en un barrio de Lisboa) se desarrolla a ritmo de fandango. El cuarto tiempo tiene el carácter de una canción popular portuguesa sobre un ritmo de 5 por 4 extremadamente marcado, mientras el último tiempo (Danza General) presenta un bello tema que el compositor recomienda sea ejecutado “como una canción popular”. El final termina con una coda brillante.

La obra tiene la siguiente orquestación: 2 flautas, 2 oboes, 2 clarinetes, 2 fagotes, 2 trompas, 2 trompetas, timbales, 2 percusionistas, arpa y un pequeño conjunto de cuerdas constituído por 6 violines primeros y 6 violines segundos, 4 violas, 3 violonchelos y dos contrabajos

© Álvaro Cassuto

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