Programa 04

Temporada de conciertos

2025-2026

Celebración vienesa

Badajoz 6 noviembre
Plasencia 7 noviembre

Orquesta de Extremadura
David Barona
Álvaro Albiach

Programa

19:00 - charla preconcierto
20:00 - concierto

1.

Ludwig van Beethoven. Leonora n.º 3, op.72b (1806)

Joseph Haydn. Concierto para violonchelo y orquesta n.º 1 en do mayor, Hob. VII B1 (1761-1765)

Moderato
Adagio
Finale. Allegro molto

David Barona, violonchelo

2.

Ludwig van Beethoven. Sinfonía n.º 8 en fa mayor, op.93 (1812-1823)

Allegro vivace e con brio
Allegreto scherzando
Tempo di menuetto
Allegro vivace

Álvaro Albiach, director

En esta temporada de remembranzas no podía faltar quien fuera director titular de la Orquesta de Extremadura durante tantos años: Álvaro Albiach. El concierto se abre con una pieza con fuerte resonancia afectiva: la Obertura Leonora n.º 3 de Beethoven fue la primera obra que Albiach dirigió en la OEX. Anhelos de libertad en el Beethoven de cualquier época: en su juventud en Bonn, durante las guerras napoleónicas (como en esta obertura) y, a contracorriente, en la Europa de Hierro tras el Congreso de Viena. El programa continúa con una obra temprana de Haydn que permaneció perdida durante siglos: el Concierto n.º 1 para violonchelo de Haydn, de la mano de David Barona, miembro de nuestra orquesta. Y en la segunda parte, la Octava de Beethoven: luminosa, juguetona, pero llena de sabiduría y madurez. En manos de Álvaro Albiach se convierte en un gesto de complicidad, un guiño en este reencuentro con una historia compartida.

Notas al programa

En esta temporada de aniversario que hemos llamado Impronta abundan los gestos que evocan huellas: las de las personas, las músicas y los momentos que han marcado la historia de la Orquesta de Extremadura. Y pocas podrían ser más significativas que la huella de Álvaro Albiach, quien durante años modeló su sonido y su carácter. Su regreso supone un gesto de reencuentro, pero también de celebración compartida, un reconocimiento a la memoria viva de la orquesta y de quienes la han hecho crecer. El título del concierto, Celebración vienesa, nos transporta al corazón de una ciudad que fue el crisol del clasicismo y el escenario donde se gestó buena parte del lenguaje sinfónico moderno, una tradición que siempre nos sostuvo y que cimentó tantos desarrollos ulteriores.

La velada se abre con la Obertura Leonora n.º 3 de Ludwig van Beethoven, obra que Albiach dirigió en su primer concierto como titular de la OEX. Beethoven escribió hasta cuatro oberturas para su ópera Fidelio de las cuales ésta es, con diferencia, la de mayor “amplitud y espíritu sinfónico”, que diría Tranchefort. Su entidad dramática alcanza tal cota que le permite funcionar como una obra autónoma, hasta el punto de que Beethoven la descartó como pórtico orquestal para su ópera probablemente por considerar que su dimensión y gravedad podían introducir un desequilibrio en la estructura. No obstante, la obertura rezuma en cada nota el espíritu de Fidelio que, como escribió Furtwängler, tiene más de misa que de ópera pues los sentimientos de los que se ocupa “provienen de la esfera de lo sagrado y predican una religión de la humanidad”. En distintas épocas de su vida Beethoven modeló sus obras con materiales que nos hablan de los ideales emancipatorios ilustrados, incluso cuando éstos no resultaban populares en las altas esferas. La “nostalgia de libertad” se extiende por toda la trama de la ópera que en buena medida se condensa en la obertura como si se tratara (disculpen el anacronismo) de un poema sinfónico de temática heroica: Leonora, travestida como un guardia de nombre Fidelio, rescata a su esposo Florestán de la prisión en la que espera condena a muerte por motivos políticos. Un viaje de la oscuridad del cautiverio, que representan los primeros acordes lúgubres, hasta la luz de la libertad que anuncia, como en la propia ópera, la llamada de la trompeta desde la distancia, pasando por una cita de una de las grandes arias de la ópera.

El programa avanza con el Concierto para cello número 1 de Joseph Haydn que, como una joya preciosa, permaneció extraviado durante casi doscientos años hasta que en 1961 Oldřich Pulkert descubrió una copia de la partitura en el Museo Nacional de Praga. Como una suerte de eslabón perdido de la evolución de las formas musicales, la obra ejemplifica un paso intermedio entre los conciertos barrocos y los que verían la luz en el periodo clásico. Haydn lo compuso a principios de la década de 1760, al poco tiempo de comenzar sus servicios para la casa Esterházy y la parte del solista fue encargada, como en esta ocasión, a un cellista de la orquesta: Joseph Franz Weigl fue quien la estrenó; David Barona quien la interprete junto a la OEX. El equilibrio entre virtuosismo y elegancia queda patente desde el Moderato que abre la pieza. En el segundo movimiento (Adagio), Haydn prescinde de los instrumentos de viento como si quisiera un remanso tímbrico y, en el tercero, la explosión virtuosa del solista cabalga el impulso incesante de la orquesta hasta el brillante final.

La Sinfonía n.º 8 en fa mayor, op. 93, con la que se cierra el programa, pertenece al período de plena madurez de Beethoven y las circunstancias en las que fue escrita contrastan severamente con su aparente ligereza. El maestro cargaba ya en esta época con una salud precaria y con el peso de una profunda soledad, a tenor de lo que se extrae de la célebre misiva a la “Amada Inmortal”, escrita en el verano de 1812. La Octava, concebida casi al mismo tiempo que la Séptima, es su sinfonía más breve y supone una mirada irónica a los tiempos de Haydn y Mozart. “Mi pequeña sinfonía en fa”, la llamaba el propio compositor. La obra no pretende deslumbrar por su magnitud sino por la inteligencia del gesto. Cada motivo de apariencia intrascendente o cada acento sorpresivo esconden rasgos y equívocos propios de una pieza de orfebrería formal. Comedia para iniciados, que diría Swafford. Como cuando algún elemento estructural aparece en la tonalidad “errónea” o contradice las normas no escritas de la lógica beethoveniana, como si el genio se parodiara a sí mismo. El primer movimiento llega sin la gravedad de una introducción, directo a la melodía principal en tres por cuatro y posee algunas de estas características peculiares, como su momento de climax desplazado con respecto a los primeros movimientos de sus otras sinfonías. Como si de otra broma se tratara, la Octava no tiene movimiento lento. En su lugar, el Allegretto scherzando con sus notas repetidas en el estilo de la Sinfonía del Reloj de Haydn, emula el tic-tac del metrónomo, innovación reciente de Maezel. Para el tercer movimiento Beethoven recurre a un minué en una época en la que este tipo de piezas habían caído en desuso por la introducción de los scherzos. Y el final inicia con un motivo vacilante y en apariencia banal. El portentoso desarrollo de una idea tan sencilla hasta la sobredimensionada coda supone en buena medida la última broma de un maestro que confirma eso que dicen los grandes cómicos de que “el humor es una cosa muy seria”. En manos de Álvaro Albiach, esta Celebración vienesa adquiere el tono de un reencuentro afectuoso y simbólico. Beethoven y Haydn dialogan como dos figuras de generaciones diferentes, pero de una misma tradición. Entre la intensidad heroica de Leonora, la elegancia brillante del concierto de Haydn y la erudita ironía de la Octava, el programa dibuja un arco de emociones para unir memoria y presente. Una celebración de la música como tiempo compartido y de las huellas que permanecen en quienes la escuchan y la hacen posible.

© Santiago Pavón

Violinista de la Orquesta de Extremadura y Licenciado en Ciencias Políticas y de la Administración. Es divulgador y presenta las charlas previas a los conciertos de la temporada de la Orquesta de Extremadura.

Interpretaciones anteriores

La Orquesta de Extremadura interpretó la obertura Leonora n.º 3 de Beethoven por primera vez el 11 de abril de 2008 en el Palacio de Congresos de Badajoz, dirigida por Octavio Calleya. Por última, el 18 y 19 de octubre de 2012 en el Palacio de Congresos de Badajoz y en el Gran Teatro de Cáceres, en ese programa en que Álvaro Albiach se estrenaba como director titular y artístico de la OEX.

En cuanto al Concierto para violonchelo n.º 1 de Haydn, el único antecedente data de un programa de abono los días 18 y 19 de marzo de 2021, en los palacios de congresos de Badajoz y Plasencia; dirigía Andrés Salado y el solista fue el Premio Nacional de Música, Asier Polo.

La Sinfonía n.º 8 de Beethoven se interpretó por primera vez el 4 de julio de 2003 en la Iglesia Ntra. Sra. de la Asunción de Arroyo de la Luz y, al día siguiente, en la Galería de Carlos V del Anfiteatro San Benito, en Alcántara, dirigiendo Jesús Amigo. Después se interpretaría en 2005, 2008 y, por última vez, 6 de marzo de 2015 en el Gran Teatro de Cáceres, dirigida por Álvaro Albiach.

David Barona

Desde su debut como solista a los 16 años, su sensibilidad, su capacidad de conectar emocionalmente con el público y la honestidad e integridad de sus interpretaciones han hecho de David Barona uno de los violonchelistas más valorados de su generación. Vitalista y polifacético, destaca tanto en sus interpretaciones como solista con orquesta como en música de cámara en diversas formaciones, ofreciendo recitales con un amplio repertorio que abarca desde el barroco hasta la música más vanguardista.

Tras ser becado por Ibercaja, el Gobierno de Aragón y el Institut Valencià de la Música, recibió consejos de Arto Noras, Christophe Coin, Philippe Muller, Xavier Gagnepain, Ludwig Quant, Alain Meunier, Mariano García, David Apellániz, Mayte García, Michal Dmochowski, Kazimierz Michalik, Arnau Tomàs, Young-Chang Cho, el Cuarteto Casals, el Cuarteto Quiroga y Kennedy Moretti.

Ha ofrecido conciertos en España, Francia, Alemania, Italia, Suiza, Holanda, Austria, Bulgaria, Bélgica, Portugal y Latinoamérica, en salas tan prestigiosas como el Musikverein de Viena, el Auditorio Nacional de España, el Auditorio de Zaragoza, el Auditorio de Castellón, el Palau de la Música de Valencia, el Teatro Monumental de Madrid, la Sala María Cristina de Málaga, el Gran Teatro del Liceo o el Auditorio de Galicia.

Es ganador del VII Concurso de Solistas “Luis Ayllón” de Buñol, 1.º Concurso Nacional de Jóvenes Intérpretes “Ciutat de Llíria”, 1.º Concurso Internacional de Música de Málaga, 1.º Premio en el Concurso de Música de Cámara “Higini Anglès” de la Diputación de Tarragona, 1.º Premio y mención especial en el Concurso Internacional de Música de Cámara L’Arjau del Liceo de Barcelona, 2.º Premio en el Concurso Internacional de Música Villa de Cox en Alicante y 1.º Premio en el Concurso Internacional de Música de Cámara de Les Corts (Barcelona).

Ha sido invitado a colaborar como solista regularmente con la Orquesta de Valencia, la Orquesta Sinfónica de Tenerife, la Orquesta Ciudad de Granada, la Camerata Aragón y la Orquesta Sinfónica de Castellón, entre otras. Ha participado en orquestas como la Orquesta de Cadaqués, la Orquesta de la RTVE, la Orquesta del Mediterráneo, el Grup Instrumental BCN 216, la Ópera del Liceo de Barcelona, la Orquesta Camerata Siglo XXI y el Schubert Ensemble.

Ha colaborado junto a primeras figuras mundiales como Wenzel Fuchs, Maurice André, Christian Lindberg, Franco Petracchi, Terwilliger, Stefano Canuti, Ara Malikian, Jean-Yves Thibaudet, Lucas Macías, Jaime Martín, Sir Neville Marriner, Carlos Kalmar, Nacho de Paz, Thomas Dausgaard, Walter Weller o Jan-Erik Gustafsson.

David Barona toca un violonchelo Bronek Cison construido en el año 2004. Durante la temporada 2015/2016 trabajó como ayuda de solista en la Orquesta Ciudad de Granada. Desde 2016 es ayuda de solista en la Orquesta de Extremadura.

Álvaro Albiach

Álvaro Albiach es principal director invitado de la Orquesta de Extremadura.

Programa 04

Temporada de conciertos

2025-2026

Beethoven. Leonora n.º 3, op.72b
Haydn. Concierto para violonchelo n.º 1
Beethoven. Sinfonía n.º 8

Celebración vienesa

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Plasencia 7 noviembre

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