Charlie Chaplin estaba embarcado en la producción de su película muda “Luces de la Ciudad” cuando Hollywood convulsionó por la revolución “talkie”, la llegada del cine sonoro. Después de meses pensándolo, Chaplin decidió terminar la película como la empezó – muda, hecha para banda sonora y algún efecto de sonido ocasional.
Esta película melodramática está considerada como la película más grande de Chaplin, una combinación de pathos, payasadas y comedia. Un homenaje al arte del lenguaje corporal y de la pantomima – una última barricada ante el asalto del cine hablando. La decisión de Chaplin de lanzar la película tres años después de la aparición del cine sonoro fue particularmente reivindicada cuando más de un crítico destacó esta «comedia romance en pantomima» como la mejor película de 1931.
La banda sonora de “Luces de la Ciudad”
Ayudado por Arthur Johnston (arreglista) y Alfred Newman (director musical), Chaplin compuso con “Luces de la Ciudad” su primera banda sonora. Las diversas partes musicales siguen la estructura episódica de la película para que cada escena tenga su propia identidad musical.
Chaplin utiliza dos diseños principales: o la música captura el humor general de una escena o el compositor utiliza mickey-mousing para marcar los sucesos con precisión e intensificar el humor.
Debido a su forma simple, con acompañamientos oscilantes, muchas de las piezas suenan como música de circo.
Al utilizar ritmos de vals, la música no sólo hace hincapié en el pulso de la ciudad, sino que también acentúa los bailes de Chaplin. Una característica llamativa del diseño musical son
los diferentes tempos y características expresivas de la música que cambian tan rápidamente, de la melancolía profunda a la alegría, como los estados de ánimo de los protagonistas.
Particularmente notable en la música cinematográfica de Chaplin son las pausas musicales que se colocan conscientemente en los momentos clave para intensificar las emociones. La misma música de cierre recuerda a Madame Butterfly, de Giacomo Puccini (1904) y simultáneamente expresa alegría y pena porque las diferencias sociales entre la chica y el vagabundo parecen ser
un obstáculo insuperable.
Argumento
Chaplin, caracterizado como el famoso «Pequeño Vagabundo», conoce a una vendedora de flores ciega que, a través de una serie de coincidencias, ha tenido la impresión de que la vagabundo es un millonario.
Un segundo argumento comienza cuando el vagabundo rescata un millonario genuino de cometer suicidio. Borracho, el millonario trata de igual y amigo al vagabundo; peor cuando está sobrio, ni siquiera lo reconoce.
Ambas tramas se unirán cuando el vagabundo intente conseguir el dinero para operar la vista de la florista ciega.
Destaca una gran secuencia de boxeo del flacucho Chaplin contra el musculoso Hank Mann y la conmovedora escena final en la que la chica ve a su pobre benefactor por primera vez.
Roman Gottwald
Nacido en Berlín, proveniente de una familia de músicos, y habiendo actuado como solista vocal a los 13 años con la Filarmónica de Berlín bajo la batuta de Seiji Ozawa, cursó sus estudios de violín y composición en la Hochschule de Viena. Empezó a trabajar como pianista acompañando películas mudas, así como de director musical en varios teatros en esta ciudad.
En Australia fue premiado con el «Green Room Award» por la dirección musical de la obra «Boulevard Delirium», que fue presentada en la Opera de Sydney.Se traslada a Barcelona , ganando el premio de composición «Frederic Mompou» en 2006 . Allí empieza a trabajar como profesor de composición en el Conservatorio del Liceu en Barcelona, y paralelamente participa como arreglista y compositor de películas como Blancanieves de Pablo Berger, Transsiberian, Import/Export de Ulrich Seidl, Don’t Grow Up y Evolution, entre otras. La muy premiada Blancanieves se estrenó con música en directo bajo su dirección en el Gran Teatro del Liceu de Barcelona.
A nivel nacional ha dirigido las Orquestas Sinfónicas de Bilbao, del Gran Teatre del Liceu, la Orquesta Sinfónica de Castilla y León en el Festival Seminci, y la Orquesta Sinfónica de Euskadi en el Festival de Cine de San Sebastián.
Como instrumentista se ha aventurado con el violín en el mundo del flamenco, realizando varias giras con Antonio Canales, y es intérprete de la «sierra musical», que ha grabado para varias bandas sonoras, entre otras Blancanieves y Zipi y Zape II.
Colaboradores especiales
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