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Programa 05

Temporada de conciertos

2022-2023

Danzad, danzad, malditos

Badajoz 1 diciembre
Villanueva de la Serena 2 diciembre

Orquesta de Extremadura
Josu de Solaun
Álvaro Albiach

Programa

19:00 - charla preconcierto
20:00 - concierto

1.

Serguéi Rajmáninov. Concierto piano nº 3 en re menor, op.30 (1909)

Allegro ma non tanto
Intermezzo: Adagio
Finale: Alla breve

Josu de Solaun, piano

2.

Paul Hindemith. Danzas Sinfónicas (1937) *

Langsam (lento)
Lebhaft (vívido)
Sehr Langsam (lentísimo con ambiente)
Mässig bewegt, mit Kraft (moderadamente movido, con fuerza)

Álvaro Albiach, director

 

* Primera audición por la Orquesta de Extremadura

Hay mucho más que ritmo en las Danzas Sinfónicas de Hindemith: se trata en realidad de una reivindicación del trance, una búsqueda de lo salvaje a través de la orquesta que pretende liberar al ser humando de sus ataduras. Y es precisamente en esa vocación por la furia donde se da la mano con la pasión incontinente (y disfrazada de despliegue técnico) de Rajmáninov, en uno de los conciertos para piano más complejos y exigentes de toda la literatura pianística. El ruso encenderá la hoguera; el alemán hará que bailemos a su alrededor.

Notas al programa

El traqueteo de unos dedos golpeando repetidamente la madera debió ser el único sonido que recordasen los vecinos de camarote de Serguéi Rajmáninov durante su larga travesía para cruzar el Atlántico, un noviembre de 1909. El compositor y pianista ruso se llevó para el viaje un piano mudo para poder ensayar antes del estreno en Nueva York de su Concierto para piano y orquesta n.º 3 en re menor, op.30, durante las cerca de dos semanas que estuvo encerrado en el barco. Provenía de una Europa que bullía intelectualmente a las puertas de la Primera Guerra Mundial, y en una fecha —1909— especialmente intensa en lo cultural: fue el año de la presentación de los Ballets Rusos de Diaghilev en París, de la muerte de Albéniz, del estreno de la genial Elektra de Richard Strauss y de la grabación en cine por parte de Stuart Blackton del primer Oliver Twist.

Rajmáninov había dejado su Rusia natal unos años atrás, en 1906, cuando la agitación política y la falta de alimentación cultural mermaban su visión artística. En Dresde comenzará a vivir de otra manera, nutriéndose de un entorno más proclive a su ambivalencia de ánimo (con largos periodos depresivos) y alejado de los compromisos sociales que tanto tiempo absorvían. Solo volverá a su país en los periodos estivales cerca de Tambov, a la finca Ivanovka que tan preciada le resultaba como fuente de inspiración. Precisamente allí comenzará la composición del Concierto para piano y orquesta n.º 3, el más técnico y vibrante de cuantos compuso. La partitura tenía muchas cosas que demostrar, no sólo en tanto composición sino también a nivel interpretativo: se trataba de confirmar su genialidad en el primer campo y la falta de rivales en el segundo. El concierto se estrenó en Nueva York el 28 de noviembre de 1909 por la Orquesta Sinfónica de Nueva York, dirigida por Walter Damrosch.

En cualquier caso, Rajmáninov siempre consideró su estreno real el de unas semanas más tarde, el 16 de enero, cuando la obra se interpretó en el Carnegie Hall bajo la batuta de un Gustav Mahler que acaba de terminar la composición de su canto de cisne, la Novena Sinfonía. Los modos de ensayo y la modernidad en el trabajo de dirección de Mahler fascinaron largamente al maestro ruso. El concierto se dividía en tres movimientos con un primer “Allegro ma non tanto” iniciado por un tema sencillo, cargado de lirismo y de capacidad evocadora, e inscrito en una especie de folclore imaginario donde la nostalgia del ayer se hacía patente sin necesidad de nombrar ningún canto popular concreto. Las horas de ensayo que Mahler decidió dedicar a este movimiento, recalcando los matices de la instrumentación, fueron la base de la admiración de Rajmáninov por el director bohemio.

Tras la apabullante cadencia final se iniciaba un “Adagio” donde el fuego negro de la melancolía del compositor prende durante la introducción orquestal, con los metales abandonando su habitual registro heroico para centrarse en su vertiente más lírica. El concierto acababa sin pausa entre movimientos, con un “Finale (Alla breve)” muy extenso y un desarrollo en lo orquestal realmente inspirado. El recibimiento del concierto fue unánime en cuanto al reconocimiento de su dificultad técnica pero menos entusiasta respecto a sus valores artísticos: han tenido que transcurrir varias décadas para que se normalice su presencia en los escenarios y sea reconocido como una de las cimas del género.

Mientras Rajmáninov buscaba el reconocimiento y cobijo de las antiguas convenciones, una nueva generación comenzó a dar señales de ruptura. Paul Hindemith (1895-1963) fue uno de estos nuevos talentos que miraban al horizonte sin tanta emoción contenida. Como compositor su lenguaje adquiría una nueva dimensión cuando la semilla de la composición provenía de una realidad ajena, alejada del mundo de lo sinfónico. Versos de Whitman y Trakl, pinceladas de Giotto y Grünewald, síncopas provenientes del ragtime seminal de Scott Joplin… escalones robados de artes hermanas que atenuaban la desilusión que el compositor arrastraba desde la Primera Guerra Mundial, en especial tras la muerte de su padre en el frente. Su propuesta musical discurría lejos de los pentagramas acartonados que nacían ya con la fecha de caducidad cumplida en los conservatorios. Hindemith buscaba febrilmente un estilo que transmitiera la felicidad del music-hall y la conciencia social de Bertolt Brech o Kurt Weill. De aquellos primeros años —donde toma los poemas de Christian Morgenstern para su Lustige Sinfonietta, de 1916— hasta el Hindemith que encontramos en las Danzas Sinfónicas (1937), se observa un itinerario de madurez donde la furia da paso al sarcasmo, y el conocimiento técnico de los instrumentos de la orquesta le permiten evolucionar hasta una escritura sinfónica más personal.

Pero para entender las Danzas Sinfónicas hemos de remontarnos unos años atrás. Mientras un joven Hindemith componía en Frankfurt la Lustige Sinfonietta, el coreógrado Léonide Massine comenzaba en París a encargarse de modernizar los pasos de baile de los Ballets Rusos de Diaghilev, una de las instituciones culturales más influyentes de toda Europa. Los Ballets Rusos habían revolucionado la forma de entender el ballet e institucionalizado la provocación como forma de agitar el sustrato de pensamiento más abotargado. Massine trabajará durante las siguientes dos décadas con los grandes nombres del arte, como Picasso, Falla, Cocteau o Miró, para acabar al frente de una refundación de aquella compañía original de Diaghilev, llamada en este caso el Ballet Ruso de Montecarlo. Precisamente con la idea de crear un ballet para esta institución será por lo que Hindemith y Massine comiencen a trabajar juntos en 1936. Tras unos meses de trabajo de creación intermitente —a cuenta de la ajetreada vida del compositor—, ambos artistas se reúnen para dar un nuevo enfoque al proyecto. De ahí saldrá el convencimiento de hacer un ballet distinto basado en la vida de San Francisco de Asís que se llamará Nobilissima visione (1938).

Será en ese momento cuando Hindemith recoloque todo ese material ya compuesto, le aporte estructura, textura y tímbrica, y cierre la partitura titulándola Danzas sinfónicas. El estreno ocurrirá poco después, en Londres, a cargo de la BBC Symphony Orchestra un 5 de diciembre de 1937. La obra está estructurada de forma extremadamente lúcida, ya que escondida bajo la pulsión rítmica del baile se establece una estrucutra de pura sinfonía, con sus cuatro movimientos, su forma de sonata y un neoclásico manejo de las masas sonoras. Hindemith no busca ser excluyente en su lenguaje de baile sino todo lo contrario, arrimando el discurso sonoro a la tonalidad y al ambiente de consuelo y tragedia compartida de los humildes locales musicales de su juventud. El resultado es una música casi alquímica, que transforma una suite de danza en una sinfonía encubierta, sin renunciar a la alegría de la primera ni a la sustancia de la segunda. 

En definitiva, vamos a encontrar mucho más que ritmo debajo de las Danzas Sinfónicas de Hindemith: se trata en realidad de una reivindicación del trance, una búsqueda de lo salvaje a través de la orquesta que pretende liberar al ser humando de sus ataduras. La obra es la compañera de viaje ideal del concierto de Rajmáninov con el que iniciábamos este programa, un concierto con vocación por la furia y la llama en uno de los retos para piano más complejos y exigentes de toda la literatura pianística. Ambos compositores nos invitan a un juego mágico y ancestral para fatigar el alma: mientras el ruso encenderá la hoguera, el alemán se encargará de hacernos bailar a su alrededor. ¿Cómo negarse?

© Mario Muñoz Carrasco

Mario Muñoz Carrasco es musicólogo, gestor cultural y crítico musical. Cursa el Grado en Musicología en la Universidad Complutense de Madrid, finalizado primero de su promoción, así como el Máster en Música Española e Hispanoamericana. Desde el 2007 ejerce como crítico musical en distintos medios, tanto en radio como en prensa, colaborando con Ópera Actual, La Razón, Scherzo o ABC entre otros. En el campo de la gestión participa con las principales instituciones culturales (Teatro Real, Ayuntamiento de Madrid o Fundación Juan March) en actividades musicales de diversa índole relacionadas con la recuperación de patrimonio, la organización de conciertos o la coordinación técnica y artística de distintas orquestas. En el campo de la alta divulgación participa habitualmente con las más destacadas instituciones musicales como la Orquesta y Coro Nacionales de España, el Teatro Real, la Orquesta Sinfónica de Radio Televisión Española o el Centro Nacional de Difusión Musical, labor que compatibiliza con la docencia en distintas universidades.

Interpretaciones anteriores

La OEX interpretó por primera vez el Concierto piano nº 3 de Rajmáninov el 16 de junio de 2011 en el Palacio de Congresos de Badajoz, con Leonel Morales como pianista y Jesús Amigo dirigiendo. La última vez fue al día siguiente, por los mismos actores, en el Gran Teatro de Cáceres.

Josu de Solaun

Josu de Solaun ha sido aclamado por la prensa internacional por su «sentido poético del sonido, audaz visión artística y brillantes habilidades virtuosas, enteramente al servicio de la obra que interpreta» (Nikolaus Frey, Fuldaer Zeitung). Es un pianista-compositor extraordinariamente prolífico que actúa en muchas de las salas más prestigiosas del mundo como solista de conciertos con orquestas, músico de cámara, recitalista e improvisador y compositor. También es un poeta publicado.

La temporada 2020-2021 contó con su concierto-debut de improvisación libre al piano, panDEMiCity, en el Auditorio Ciudad de León, en marzo del 2021 —grabado en vivo para su lanzamiento en julio de 2021—, así como actuaciones como solista con orquestas en España, República Checa y Rumanía. En 2021, también recibió el prestigioso premio ICMA (International Classical Music Awards) por su grabación de Sonatas para violín y piano francesas con la violinista Franziska Pietsch («Fantasque»). Su último álbum en solitario de obras de Brahms y Schumann para el sello IBS Classical —»Digressions»— ha cosechado excelentes críticas. Este verano grabará tanto los Conciertos para piano y orquesta de Franz Liszt, como su Totentanz, con la Filarmónica Nacional de Moravia, en la República Checa.

Ganador del Primer Premio del XIII Concurso Internacional de Piano George Enescu, Bucarest (también ganado por los legendarios pianistas Radu Lupu y Elisabeth Leonskaja), el XV Concurso Internacional de Piano José Iturbi y el Primer Concurso de Piano de la Unión Europea. El pianista hispanoamericano Josu De Solaun ha sido invitado a actuar en distinguidas salas de conciertos de todo el mundo, incluyendo al Ateneo Rumano de Bucarest, el Teatro La Fenice de Venecia, el Teatro Mariinsky de San Petersburgo, el Kennedy Center de Washington, Carnegie Hall y Metropolitan Opera de Nueva York, Southbank Centre de Londres, Salle Cortot de París, Schumann Haus de Leipzig, Novel Hall en Taipei, la Sala Silvestre Revueltas de la Ciudad de México, el Palacio Nostitz de Praga, la Academia de España en Roma, el Festival Internacional de Música de Menton y todas las principales ciudades de España.

Es el único pianista de España en ganar los concursos Enescu e Iturbi en sus respectivas historias, y recientemente fue invitado a una recepción privada con los Reyes de España en el Palacio Real tras ganar el codiciado premio de Bucarest. En 2019, Klaus Iohannis, presidente de Rumania, le otorgó el título de Oficial de Mérito Cultural, una condecoración estatal.

Miembro de Concursos internacionales tan prestigiosos como el “Enescu y Genève”.

Desde muy joven, ha actuado en Francia, Georgia, Italia, Rusia, Ucrania, Canadá, Alemania, Japón, China, Bulgaria, República Checa, Polonia, Holanda, México, Chile y Suiza como músico de cámara, recitalista y solista de conciertos con orquesta, con directores como Constantin Orbelian, Ormsby Wilkins, Gheorghe Costin, Rumon Gamba, Romeo Rimbu, Ilarion Ionescu-Galati, Robert Houlihan, Karl Sollak, Marco de Prosperis, Alvise Casellati, Ovidiu Balan, Horia Andreescu, Radu Postavaru, Christian Badea, Bruno Aprea, Ramón Tébar, Justus Frantz, Francesco Angelico, Yaron Traub, Max Bragado, Paul Daniel, Ryan Haskins, Constantin Grigore, Theodore Kuchar, Jonathan Pasternack, Yuri Krasnapolsky, Alexis Soriano, Francisco Valero, Shinya Ozaki, Radu Gabriel Ciorei, Manuel Hernandez Silva y Miguel Ángel Gómez Martínez, entre otros. Invitado a participar como solista junto a la Orquesta del Teatro Mariinsky de San Petersburgo, Orquesta Filarmónica la Fenice de Venecia, Filarmónica George Enescu de Bucarest, Orquesta de la Radio de Bucarest, Filarmónica de Timisoara, Filarmónica de Cluj, Filarmónica de Oradea, Filarmónica de Brasov, Filarmónica de Ploiesti, Filarmónica de Iasi, Filarmónica de Targu Mures, Filarmónica de Satu Mare, Orquesta Sinfónica de Bilbao, Orquesta de de Valencia, Orquesta Sinfónica de Sioux City, Orquesta Sinfónica de Monterey, Orquesta Sinfónica de Euskadi, Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, Orquesta Filarmónica de Janacek, Real Filharmonia de Galicia, Orquesta Sinfonica de Galicia, Orquesta Filarmónica de Málaga, Orquesta Filarmónica Nacional de Moravia, Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia, Orquesta de Radio y Televisión Española (RTVE), American Ballet Theatre Orchestra de Nueva York, Orquesta Filarmónica de Lviv de Ucrania y Orquesta Filarmónica de Bari de Italia y Orquesta Nacional de España.

Sus actuaciones se han transmitido en la radio y televisión nacional española, la televisión nacional taiwanesa, la televisión nacional checa, así como en la WQXR de Nueva York, la WPRB de Princeton y la WFMT de Chicago.

Su repertorio incluye conciertos poco interpretados para piano y orquesta, como «The Age of Anxiety» de Bernstein, el 2º Concierto para piano de Giuseppe Martucci, las Diversions de Britten, el Concierto para piano en la menor de Hummel, el Concierto para piano de Paul Constantinescu, así como las integrales de conciertos para piano y orquesta de Liszt, Rachmaninov, Prokofiev y Bartok. También es un ávido improvisador y con frecuencia toca recitales de piano totalmente improvisados.

Su voz creativa se expresa en una enorme gama de grabaciones que incluyen las obras completas para piano de George Enescu para el sello NAXOS Grand Piano, “Les Noces” de Stravinsky bajo la dirección de Joann Falletta, dos discos de música de cámara para el sello alemán Audite, el recital en vivo de improvisación libre al piano de León —panDEMiCity— que se presentará al público el 19 de julio del 2021, y la música para piano de Schumann y Brahms para el sello IBS Classical.

La próxima temporada contará con el estreno de su propio concierto para piano y orquesta y lanzamientos de nuevas grabaciones de Sonatas y Trios de Haydn, música de cámara de Enescu, además de un disco de música checa para piano y una grabación de improvisación libre junto al saxofonista Josep Lluis Galiana.       

Recientemente, la editorial Edictoralia publicó un volumen de su poesía, titulado «Las Grietas (1999-2019)».

Josu de Solaun es ciudadano de España y Estados Unidos, donde obtuvo su doctorado en Artes Musicales —así como un Grado y un Máster— en la Manhattan School of Music. Residió en Manhattan, Nueva York durante 20 años, de 1999 al 2019. Sus principales influencias musicales en Nueva York fueron los pianistas Nina Svetlanova y Horacio Gutiérrez y el compositor Giampaolo Braccali. También estudió música de cámara con Isidore Cohen.

En España, hasta los 17 años, sus principales influencias fueron Maria Teresa Naranjo Ochoa, Ana Guijarro y Salvador Chuliá.

Actualmente reside en Madrid, donde ha ayudado a elaborar todo el plan de estudios de interpretación para enseñar a jóvenes artistas de todo el mundo en la academia Musical Arts Madrid (MAM).

Puedes donar a la carrera y proyectos artísticos de Josu de Solaun, accediendo al siguiente enlace de micro-mecenazgo.

Josu de Solaun está representado por la agencia artística IBERKONZERT.

Álvaro Albiach

Álvaro Albiach es principal director invitado de la Orquesta de Extremadura.

Programa 05

Temporada de conciertos

2022-2023

Rajmáninov. Concierto piano nº 3
Hindemith. Danzas Sinfónicas

Danzad, danzad, malditos

Badajoz 1 diciembre
Villanueva de la Serena 2 diciembre