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Programa 08

Temporada de conciertos

2022-2023

El elogio de lo popular

Badajoz 9 febrero
Plasencia 10 febrero

Orquesta de Extremadura
Cristina Montes
Nil Venditti

Programa

19:00 - charla preconcierto
20:00 - concierto

1.

Darius Milhaud. El buey sobre el tejado, op.58 (1919) *

Alberto Ginastera. Concierto para arpa y orquesta, op.25 (1956) *

Allegro giusto
Molto moderato
Cadenza: Liberamente capriccioso - Vivace

Cristina Montes, arpa

2.

Ferit Tüzün. Söyleşi (La conversación) (1973) *

Fazil Say. Danzas sinfónicas, op.64 (2015) *

I
II. Moderato
III. Lento
IV. Allegro assai

Nil Venditti, directora

 

* Primera audición por la Orquesta de Extremadura

Solo la música permite viajar en poco más de una hora desde Latinoamérica hasta Turquía. Con sus propias concepciones del arraigo popular y sus distintas formas para construir la evocación, cuatro compositores trasladarán al escenario la media sonrisa del cine clásico de Chaplin (Milhaud), la multiplicidad melódica del acervo folclórico argentino (Ginastera), la bulliciosa atmósfera especiada del Gran Bazar de Estambul y sus laberintos secretos (Say y Tüzün). En resumen, todo el aroma del mundo contenido en un concierto para navegantes de lo mestizo con la mirada bien despierta.

Notas al programa

El alma errante de Darius Milhaud (1892-1974) permitió que muchas de su casi medio millar de composiciones se nutrieran de una especie de permeabilidad sensorial que lo acompañaba a cada lugar al que viajaba. Su primera visita a Brasil, en 1917, se produce trabajando como asistente del embajador y poeta Paul Claudel —el hermano de la extraordinaria escultora, Camille Claudel—, y coincidía con las señales germinales de luz al final del túnel en la maltrecha Europa. Seducido por la cara más amable del país, la impronta musical que dejó Río de Janeiro en Milhaud es fácilmente identificable revisando las obras de su catálogo en años posteriores, preñadas de una persistente saudade. En 1919, ya en su casa de Aix-en-Provence, los atardeceres mediterráneos y los atenuados aromas marítimos de la ciudad despertaron su idealizado recuerdo de los días brasileños, donde vivió su viaje iniciático al carnaval, a sus músicas y a sus arenas, a medio camino entre Itaipú y Copacabana.

Con este espíritu, Milhaud toma un éxito musical brasileño de la época, O Boi no Telhado, y desarrolla una especie de folclore imaginario con patria babelita donde tienen cabida tangos, melodías populares, fados y zambas. Así nace en 1919 Le Bœuf sur le Toit, op.58 (“El buey sobre el tejado”), en formato de música de cámara y explorando un territorio fronterizo muy sugerente para toda la intelectualidad francesa. La amalgama, a pesar de sus referentes formales clásicos, trae un ineludible aroma a cabaret y espíritu de puro music-hall, algo que quiso aprovechar el compositor francés para proponer su música como complemento sonoro a una película de Charles Chaplin. De ahí provendrá lo insólito del subtítulo de la obra, Cinéma-fantaisie sur des airs sud-américains.

Fue Jean Cocteau quien, a la vista de la partitura, le sugirió que lo orquestara y organizase como un ballet dadaísta, una pieza más que reflexionara de forma desenfadada sobre el aburguesamiento del arte. Rodeados de payasos y de artistas del Cirque Medrano, contando con la escenografía del pintor Raoul Dufy, la obra se estrena el 21 de febrero de 1920 con un notable éxito. La ausencia de narrativa original se vio sustituida por una trama dadá, con policías que resucitan, boxeadores que beben leche y mujeres travestidas. El gusto por la sátira en los círculos cultos parisinos hará que la pieza cale hasta tal punto que Louis Moysés, el dueño de La gaya, el local donde se juntaban la mayor parte de los compositores de vanguardia de su generación, abrirá un nuevo espacio con el nombre de la pieza de Milhaud. En las peculiares butacas de aquel cabaret, pasando el tiempo, se sentarán creadores de la talla de Hemingway, Picasso, Diaghilev, Clair o Chevalier. Estamos asistiendo al nacimiento del surrealismo.

Muy cerca de aquel Brasil idílico y en los mismos años, nacía Alberto Ginastera (1916-1983), el compositor argentino más importante del siglo XX. Al igual que le ocurriera a Milhaud, el poder del folclore (en este caso el propio) se impone durante buena parte de su carrera, sobre todo en sus años centrales de creación que se acogen a lo que se ha venido a llamar como su época de “nacionalismo subjetivo”. En realidad es subjetivo porque, al igual que Falla en España, Ginastera no busca una cita expresa de melodías populares sino un sintagma musical que, al ser convocado en la partitura, haga que el oyente evoque la infancia y convoque la tierra de su memoria. En este entorno, a mediados de los años 50, Ginastera recibe el encargo de la gran arpista norteamericana Edna Philips para la composición de un concierto para arpa y orquesta que estrenaría la Orquesta de Filadelfia en 1956, dirigida por Eugene Ormandy.

Pero el compositor mide mal el esfuerzo necesario para crear una pieza de esas características, no por la forma sino por el propio instrumento. Como él mismo comentará, el arpa «debido a sus propias características intrínsecas, presenta varios problemas muy difíciles de resolver para el compositor moderno. […] La escritura para el arpa [es] una tarea más difícil que escribir para el piano, el violín o el clarinete. Mi trabajo creativo por lo tanto fue lento y doloroso». Este sobreesfuerzo se materializó en un decalaje impensable entre el encargo y la entrega: el concierto fue estrenado en 1965, cuando Edna Philips ya se había retirado. Se mantuvieron, pues, orquesta y director, pero el solista sería el español Nicanor Zabaleta, consiguiendo no solo el éxito inmediato sino también la inclusión del concierto en el repertorio habitual de las orquestas.

Parte de este éxito tiene que ver con el sentido de pertenencia e inmediatez que despierta la escritura de Ginastera, usando modelos clásicos —como la forma sonata de su primer movimiento, el Allegro giusto, o el rondó del último— para dotarlos de una pulsión rítmica basada en el gigantesco acervo argentino de músicas de baile y compases de amalgama. El malambo, con sus mudanzas y repiques, es el más reconocible de esos bailes, y hace acto de presencia en el lenguaje mestizo del compositor tanto al principio como al final del concierto.

El viaje a las esencias continúa con un cambio de continente, al otro lado del mundo, sintetizando toda la seducción de Estambul gracias a Söyleşi (“La conversación”, 1973), la última obra conocida del gran compositor turco Ferit Tüzün (1929-1977). Absolutamente inclasificable, Tüzün consigue componer sin traicionar ni las vanguardias europeas en las que se formó ni la tradición folclórica turca a la que pertenece. Con admiración indisimulada hacia Igor Stravinski y Max Reger, la gramática musical que invoca Tüzün se centra en tres polos: el dinamismo rítmico, la variedad tímbrica y la mirada hacia la tierra. «Trabajo muy duro», comentará el propio compositor, «primero diseño en mi cabeza y esos diseños acaban por tomar una forma concreta. […] No utilizo melodías locales como motivos temáticos. Si me hacen falta motivos, me gusta crearlos yo mismo».

Mucho de ese ideario está volcado en “La conversación”, una obra encargada por el Ministerio de Cultura para el 50 aniversario de la República. Hay reminiscencias del folclore de Anatolia, pero no son las protagonistas. Se trata más bien de una especie de preludio identitario, de reconocimiento de los orígenes para moverse libremente el resto de la pieza entre el delirio orquestal, la sugerencia tímbrica y la meticulosa escritura del viento madera o la percusión. En definitiva, una manera de coger impulso en el ayer para escribir la música del mañana.

Para la última parada del itinerario no hace falta moverse más allá de unos pasos y adentrarse en el Gran Bazar de Estambul, donde nos espera la lucidez sonora de Fazil Say (1970), a través de las recientes Danzas sinfónicas, op.64 encargadas al compositor turco en 2005 por la Orchestre Musikkollegium Winterthur. La carrera como pianista de Say, alumno de Alfred Cortot, no ha detenido su faceta como compositor, con una sonoridad marcadamente personal y una curiosidad que no conoce patrias.

La partitura de las Danzas se divide en cuatro partes, y conjuga los homenajes a otros grandes dialectos dancísticos —como los de Grieg, Janáček, Kodály o, sobre todo, Bartók— con la búsqueda del arraigo. A diferencia de otros compositores del programa de hoy, Say no utiliza el folclore como anclaje memorístico sino como instrumento que independiza de cualquier frontera. Así, construye un lenguaje musical universal usando estructuras formales de la música occidental acompasados a los pies rítmicos de la poesía turca. Las melodías y guiños motívicos provienen de su propio patrimonio creativo. Si se piensa, los procedimientos compositivos de Milhaud, Ginastera, Tüzün o Say no son malas metáforas del tipo de mirada abierta e integradora que requieren nuestros días. Disfruten de estas músicas mestizas que huyen de cualquier tentación de alambrada, que miran dentro de nosotros para saber dónde estamos y hasta dónde podemos llegar.

© Mario Muñoz Carrasco

Mario Muñoz Carrasco es musicólogo, gestor cultural y crítico musical. Cursa el Grado en Musicología en la Universidad Complutense de Madrid, finalizado primero de su promoción, así como el Máster en Música Española e Hispanoamericana. Desde el 2007 ejerce como crítico musical en distintos medios, tanto en radio como en prensa, colaborando con Ópera Actual, La Razón, Scherzo o ABC entre otros. En el campo de la gestión participa con las principales instituciones culturales (Teatro Real, Ayuntamiento de Madrid o Fundación Juan March) en actividades musicales de diversa índole relacionadas con la recuperación de patrimonio, la organización de conciertos o la coordinación técnica y artística de distintas orquestas. En el campo de la alta divulgación participa habitualmente con las más destacadas instituciones musicales como la Orquesta y Coro Nacionales de España, el Teatro Real, la Orquesta Sinfónica de Radio Televisión Española o el Centro Nacional de Difusión Musical, labor que compatibiliza con la docencia en distintas universidades.

Cristina Montes

Cristina Montes obtuvo el primer premio por unanimidad del Torneo Internazionale di Musica en Roma, y primer premio en el 32º Concorso Internazionale di Arpa Premio Valentino Bucchi. Ganadora también de los prestigiosos concursos Arpa plus (2001), Juventudes Musicales (2003), Concurso Internacional Arpista Ludovico (2005), International Nippon Harp Contest (Tokio, 2007), y Concours International Lily Laskine (París, 2011), es la primera arpista que logra todos estos galardones, erigiéndose en una de las más importantes de su generación.

Cristina ha trabajado con Z. Mehta, V. Gergiev y R. Chailly, P. Boulez, Sir Colin Davis, B. Haitink o G. Dudamel, entre otros. Ha sido arpista solista de la Orquestra de la Comunitat Valenciana del Palau de Les Arts Reina Sofía de Valencia, de la Münchner Philharmoniker, Royal Liverpool Philharmonic y Los Angeles Philharmonic.

Ha ofrecido recitales por toda Europa, EE. UU., Japón y Sudamérica; y conciertos con orquesta junto al Ensemble Orchestral de Paris, Orquesta Simón Bolívar de Venezuela, Orquesta de Santiago de Chile, Orchester des Theater für Niedersachsen Hannover o Los Angeles Chamber Orchestra. En España se ha presentado con la Orquesta de Córdoba, Filarmónica de Málaga, Orquestra de la Comunitat Valenciana, Sinfónica del Principado de Asturias y con la JONDE.

Sus recitales y conciertos la han llevado a salas como la Philharmonie de Berlín, Tonhalle de Zürich, Royal Albert Hall de Londres, Théâtre du Châtelet de París, o Carnegie Hall de New York. Destacan también su participación en el Festival Internacional de Río de Janeiro, Festival Música Sur, Fundación Juan March o sus conciertos en la Alhambra de Granada y en el Palacio Real junto a los Reyes de España en el acto de conmemoración del 60º aniversario de España en la ONU, retransmitido en directo internacionalmente.

Entre sus grabaciones destacan su CD Obras para arpa, con 11 estrenos de compositoras españolas; Voyage, en NAXOS, con obras de Bach, Sancan y Prokofiev; o el más reciente, para el sello español IBS Classical que incluye el Concierto para arpa Pour le jour de l’an, con el Ensemble de vientos Moonwinds, dirigido por Joan Enric Lluna, o la Partita op. 80 para arpa sola, ambas de Salvador Bacarisse.

Montes nació en Sevilla, donde comenzó sus estudios. Se perfeccionó en Londres, y en la Akademie de la Staatskapelle de Berlín, bajo la dirección del Maestro D. Barenboim. Desde 2013, es Catedrática de Arpa en el Conservatorio Superior de Música Joaquín Rodrigo de Valencia, y ofrece masterclasses en el Berklee College of Music, Birmingham Conservatoire, o Hochschule für Musik und Tanz Köln.

Cristina Montes Mateo toca en un arpa de Gran Concierto Lyon and Healy, modelo Salzedo.

Nil Venditti

La joven directora italo-turca Nil Venditti ya ha trabajado con orquestas como la Orchestra della Toscana, de la que es principal directora invitada, la Orquesta Filarmónica de los Países Bajos, la Orchestre National du Capitole de Toulouse y el Ancyra Ensemble de Ankara.

A lo largo de la temporada 2020/2021 ha debutado con éxito con la Orchestre National du Capitole de Toulouse, Orchestre National de Metz, Pierre Lemanic Modern Ensemble, Stuttgarter Kammerorchester, Orchestra dell’ Arena di Verona y Irish National Opera. Otros debuts destacados son el de la Camerata de Salzburgo en noviembre de 2019, dirigiendo a Fazil Say en obras del propio compositor y pianista, convertido en un firme defensor desde que trabajaron juntos por primera vez en febrero de 2018.

En la temporada 2021/2022, Nil Venditti vuelve a dirigir a la Orchestre National du Capitole de Toulouse y debuta tanto en ópera como en sinfónica con la Orchestre National Bordeaux Aquitane, así como con la Royal Liverpool Philharmonic Orchestra, Brussels Philharmonic Orchestra, Luzerner Sinfonieorchester, Orchestre National de Lille, Orchestra Haydn di Bolzano e Trento, Opera North Orchestra y el I Musici de Montreal.

Con una fuerte afinidad por el repertorio clásico de Haydn, Mozart y Beethoven, también está ampliando el del campo operístico, dirigiendodo Così fan tutte, Le nozze di Figaro y Die Zauberflöte de Mozart, así como El faro de Peter Maxwell-Davies, Nabucco de Verdi, Carmen de Bizet y Prima la musica poi le parole de Salieri, L’elisir d’amore de Donizetti y Tosca de Puccini.

Nil Venditti es una defensora de la búsqueda de relaciones inclusivas con nuevos públicos. Ha dirigido el Concierto para público y orquesta de Nicola Campogrande, encargado originalmente para la Philarmonie de París, en el que el público recibe caramelos de menta envueltos en plástico con los que puede interactuar con la orquesta, siendo dirigida como parte de la actuación. Dirigió por primera vez la obra para un público de 2.000 personas al aire libre en Matera, Italia, en 2016, y con la Orquesta Filarmónica de Eslovenia en septiembre de 2019.

Nil Venditti se formó en dirección de orquesta en la Zürcher Hochschule der Künste bajo la dirección del profesor Johannes Schlaefli. Asistió a la Academia de Dirección asociada al Festival de Música de Pärnu con Paavo Järvi, Neeme Järvi y Leonid Grin en 2017 y 2018, así como a la Academia de Dirección de Gstaad en 2016 y 2019.  En Italia, estudió violonchelo con Francesco Pepicelli y dirección de orquesta con Marcello Bufalini. Venditti obtuvo el Primer Premio en el Premio nacional Claudio Abbado para Jóvenes Músicos en 2015 a la edad de 20 años y ganó dos premios en el Concurso Jeunesses Musicales de Bucarest en 2017.

Programa 08

Temporada de conciertos

2022-2023

Milhaud. El buey sobre el tejado
Ginastera. Concierto para arpa y orquesta
Tüzün. Söyleşi (La conversación)
Say. Danzas sinfónicas

El elogio de lo popular

Badajoz 9 febrero
Plasencia 10 febrero