Jhoanna Sierralta es de origen venezolano, educada musicalmente —en viola— en El Sistema, y ahora aprendiz de directora orquestal. Es una de las seis participantes que durante una semana han recibido clases y consejos en el I Curso de Dirección que los maestros Álvaro Albiach y Andrés Salado han impartido desde la Fundación Orquesta de Extremadura, y más concretamente, desde su ventana pedagógica Afinando.
Jhoanna, dispones de un gran un universo musical que va desde tus orígenes en Venezuela, hasta llegar a Madrid, y desde tus comienzos en viola hasta llegar a la dirección. ¿Cómo han sido esos años de formación?
Pues yo comencé a los trece años en un núcleo, que es el nombre que se le da a las escuelas de música que pertenecen a El Sistema, allá en Caracas. Comencé con solfeo y al año teníamos instrumentos cedidos gratuitamente por ellos. A partir de ahí comenzó mi formación en viola, y tocaba en pequeñas orquestas infantiles.
La formación orquestal está presente desde el primer día, de hecho, es la manera de formarnos dentro de El Sistema, porque te permite formar a grupos grandes simultáneamente. Te enseñan la convivencia humana dentro de un grupo grande teniendo como herramienta la música.
El Sistema es en un primer plano un proyecto social, y luego artístico, de hecho, el resultado artístico es secundario. Lo importante es la integración, pero no solo de los niños y jóvenes, también de sus familias y su comunidad.
Después formé parte de orquestas regionales, y de ahí hasta llegar a la Orquesta Nacional Infantil Simón Bolívar, donde siempre se nos ha tratado como profesionales, salíamos de gira, teníamos que ser responsables. Luego comenzó a dirigirla Gustavo Dudamel, y a partir de ahí crecimos y formamos la agrupación Juvenil Simón Bolívar, con otros miembros de El Sistema.
¿Qué maestros han impulsado tu vocación en la dirección orquestal?
La dirección orquestal ha sido una segunda etapa de mi vida musical, y que curiosamente comenzó en España. En Venezuela tuve un acercamiento a la dirección hace muchos años. Di clases de viola, dirigí una orquesta preinfantil de niños pequeñitos y realicé un curso de dirección con Gustavo Dudamel cuando aún no era tan reconocido. Ese fue mi primer contacto. Me gustó, pero no me enganchó en el momento. Y creo que hice bien, porque así he podido completar mi formación como instrumentista en viola. También me gusta que mi formación en dirección haya comenzado en España, porque esto me da la visión de dos mundos. En Venezuela dentro de El Sistema como músico de atril, y en España la dirección.
Miguel Romea y Andrés Salado, han sido algunos de tus maestros en España, ¿es así?
Sí, realmente es con quien me he formado. Me siento como una hija con ellos, me ayudan cada vez que les pido consejo. Y ha sido gracias a la academia Opus 23. Al principio estudié dirección por querer enseñar a los jóvenes y niños a tocar en orquestas, que es lo que más he hecho.
Quería la dirección como una herramienta para comunicar lo que yo quiero expresar más efectivamente.
Lo que pasa, es que luego te enganchas. Ellos, mis maestros, me han animado a seguir haciendo cosas más comprometidas con el podio, me han propuesto hacer algo más dirigido a la carrera de dirección orquestal. Es un camino hermoso.
¿Es un camino muy distinto al instrumental?
Es otra perspectiva. Tantos años tocando en orquesta sinfónica, y de repente descubres otra perspectiva.
Ves la música desde otro lado y te das cuenta de que este camino es muy largo y que nunca terminas de descubrir la profesión en sí. ¡Y la música, que la música es infinita!
¿Cómo has vivido esta semana de trabajo del I Curso de Dirección de la Orquesta de Extremadura?
Pues realmente no me había planteado presentarme a un curso de esta magnitud y menos con una orquesta tan reconocida en España como es la Orquesta de Extremadura. Es una oportunidad el poder trabajar con ellos, con sus músicos, aprecio la paciencia y buena disposición que tienen. Hemos podido exprimir al máximo a los maestros (Álvaro Albiach y Andrés Salado), a la propia orquesta, e incluso a Esteban Morales que nos explicó en una charla la de cosas que suceden alrededor del funcionamiento de una orquesta.
¿Qué vives en el podio?
Es un momento muy nervioso, cada director o directora de orquesta está muy expuesto. La figura del director… te sientes un poco desarmado y tu única arma es la música que llevas dentro y que quieres comunicar.
Ahora que mencionas directora… lo artístico no tiene género. ¿Consideras que las cosas están cambiando en la dirección orquestal? ¿Se ven más mujeres dirigiendo?
Yo considero que las cosas están cambiando. La sensación que tengo es que desde que comencé casi siempre he sido la única mujer. Pero esto está cambiando, cada vez hay más mujeres con titularidad en orquestas, y en ese sentido, está cambiando para mejor.
Y sí, la música no tiene género, te tienes que estudiar la partitura exactamente igual seas hombre o mujer, tienes la misma responsabilidad. Yo siempre me he sentido muy tranquila, y sé que eso es gracias a que muchas otras mujeres han luchado por la igualdad. Las oportunidades que hoy puedo tener, es porque se ha luchado por nuestro bien. Y ojo, no me siento ni en ventaja ni en desventaja, de hecho, me gustaría remarcar esto.
Lo importante es que se cumpla el perfil, que se demuestre la capacidad artística de cada una o uno en el podio.
Muy pronto te tendremos de vuelta por aquí, de hecho, formas parte de la bolsa de directores asistentes de la Orquesta Joven de Extremadura
¡Sí, y me emociona mucho este proyecto! Me recuerda un poco cómo ha sido mi etapa joven de músico. El día que vine a hacer las pruebas fue muy bonito y había un ambiente muy bonito entre los jóvenes músicos, e incluso entre los participantes. Compartimos muy buenos momentos aún sabiendo que estábamos compitiendo entre nosotros. El siguiente paso es conocer a todos los jóvenes músicos que forman la OJEX, seguro que tienen muchas cosas que enseñarme y que puedo recibir mucho de ellos.