Con esta declaración de intenciones, José Manuel Zapata presenta su Concierto para Zapata y orquesta que interpretará en diciembre la Orquesta de Extremadura en Badajoz, Madrid y Villanueva de la Serena, con el polifacético tenor.
La fórmula parece sencilla: Música clásica + tenor – director + mucho humor + una gran orquesta = Concierto para Zapata y Orquesta, pero lo cierto es que este proyecto reúne a Paco Mir, de Tricicle, a cargo de la dirección escénica, a Juan Francisco Padilla en los arreglos musicales y a José Manuel Zapata compartiendo el guion con los anteriores y para, como dice él, «lo que haga falta». Visto lo visto, lo mejor que hemos hecho ha sido preguntarle a él.
Zapata y orquesta… ¿qué se van a encontrar nuestros espectadores?
Pues no se van a encontrar un concierto, ni un show. Se van a encontrar una mezcla de las dos palabras: un showncierto. Van a tener mucha parte de show, de teatro, de humor y otra parte muy importante de música, de buena música. De música que están muy acostumbrados a escuchar, ya que hay que destacar que es un concierto de bises, de música buena. No me gusta decir música clásica, ah, aunque hay música que no es buena dentro de la música clásica… pero en este concierto van a escuchar ¡música de la buena!
¿Serás tenor y director? ¿Cómo es eso?
Ya anuncio que no quiero ser director de orquesta. Esta profesión la respeto muchísimo, son muchos años de estudio y dedicación para poder dirigir una orquesta. Pero lo que sí que he hecho es formarme para no estorbar como director.
Hago de tenor, de showman, hago de constructor de ópera y he adquirido los conocimientos mínimos para poder dar las entradas a los músicos. De hecho, uno de los maestros que me ha ayudado ha sido Álvaro Albiach, director titular de la OEX, quien me ha formado con los conocimientos necesarios para poder afrontar un proyecto así.
El humor como protagonista… ¿será una terapia incluso para los músicos de la OEX?
El humor es terapia para todos. La vida tiene que estar llena de humor, es una máxima que me aplico día a día. Yo no puedo transmitir nada artísticamente si no hay un elemento de humor en las cosas que hago.
A nivel orquestas claro que es una terapia, como lo podría ser en cualquier empresa. Cuando al final nos juntamos muchas personas y trabajamos mucho tiempo durante muchos años se cae en la rutina, en lo anodino. El humor sirve para menear esos cimientos y revitalizar las relaciones personales, que la gente vuelva a ser feliz y resucitar.
El trabajo de músico de orquesta puede ser muy rutinario cuando pasa mucho tiempo, así que viene genial no solo para la orquesta sino para cualquier colectivo.
¿Nos puedes hacer algún spoiler musical? Autores, obras…
Mozart, Beethoven, Strauss, Rossini… puedo hacer un spoiler, sí. Porque es un concierto de bises.
Y también puedo adelantar que el público de la Orquesta de Extremadura va a ver, por primera vez, la relación que tiene el director con los músicos.
El director siempre dirige dándole el culo al público, y esta vez el director le va a dar el culo a la orquesta para que el público vea cómo se relaciona con los músicos.
Y otra peculiaridad —pero no puedo revelar mucho—, es que van a escuchar las voces de los músicos de la OEX. Así que prepárense, porque van a ver una cosa totalmente distinta, y lo van a ver de una forma distinta a cómo lo ven habitualmente.
¿Cómo ha sido el proceso de creación artística de este “showncierto”? ¿De dónde, cuándo y por qué surgió esta idea?
Surge de una idea que tuvo ya en su día el actor norteamericano Danny Kaye. Este actor de musicales tan maravilloso tiene un vídeo en la red, —que grabó en el año 1981 y que yo conozco desde hace muchos años—, donde se ponía al frente de la Orquesta Filarmónica de Nueva York. En él se ve un espectáculo de buena música y humor con la orquesta, ¡con una orquesta tan prestigiosa! Siempre estuve maravillado con ese vídeo y quería cumplir uno de estos sueños de mi vida; ahora se ha cumplido y soy muy afortunado porque puedo hacer algo similar en España. Para mí, esto es un homenaje.
¿Y cómo ha sido el proceso creativo?
Pues ha ido de la mano junto a Paco Mir, de Tricicle y de Juan Francisco Padilla, mi compositor de cabecera, mi Mozart de Almería. Y a través de mucho feedback, muchas conversaciones… y pensando en que el público se lo pase bien todo el tiempo, que no sea un espectáculo que tenga valles, sino que siempre sean cumbres. Y creo que nos ha salido bastante bien, tengo que decirlo modestamente.
Previamente lo has realizado con otras orquestas sinfónicas, entre ellas la Orquesta Nacional de España. ¿Cómo han sido las experiencias previas con las orquestas y su público?
Al principio se hizo con la Orquesta Ciudad de Granada, en mi tierra, y después se hizo con la Orquesta Nacional. Fue un poco duro porque era un lenguaje distinto al que se suele desarrollar en la música clásica y al principio hubo reticencia por parte de las comisiones artísticas porque no se había hecho nunca en España y no acababan de ver el papel de la orquesta haciendo humor.
Y desde el comienzo yo quería que la orquesta participase. Si la orquesta no jugaba, el espectáculo estaría muerto, yo no podría hacer nada.
De hecho, es absolutamente imposible llevar a cabo este espectáculo sin la colaboración de la orquesta. Y esto fue así hasta el primer ensayo con la orquesta, me sorprendieron sus ganas de participar, de colaborar y de pasárselo bien.
El haberlo hecho con la Orquesta Nacional de España ha sido un espaldarazo muy grande porque es una institución artística importantísima, de hecho, este espectáculo es un encargo de ellos. Sus músicos se metieron en el ajo desde el primer momento, se lo pasaron genial, se divirtieron, y fue el punto definitivo para que hoy en día lo quieran hacer las grandes orquestas sinfónicas de España y estamos buscando exportarlo al extranjero.
La experiencia para el público es totalmente distinta porque no esperan ver un concierto tan decimonónico como es un concierto de música clásica, donde entra el director y saluda al capataz y se pone a dirigir con el culo al público. No se esperan que una orquesta, que a priori se ve tan seria, pueda hacer cosas tan divertidas y tan bien hechas.
¿Consideras que el humor va reñido con el protocolo de la música clásica?
El humor nunca puede estar reñido con nada. Creo que las panzadas de reír más grandes se han dado en los velatorios. Si el humor no está reñido con la muerte, imagínate en los conciertos de música clásica.
Al contrario, Mozart era un cachondo, Rossini era un cachondo, tenían muchísimo humor… y por qué no.
El humor es un sentido humano y la música clásica, una vez al año por qué no, puede estar inundada de ese sentido tan humano como es el humor. Ayuda a trasmitir como músico esa pasión, a la que le hemos dedicado toda la vida. Y que muchas veces es tan incomprendido por el público precisamente por tener ese halo de seriedad y de elitismo económico que, en muchos casos, no está reñido con la realidad. Poniendo humor a la vida todo funciona mucho mejor, en todos los aspectos.
Entonces, no podemos perdérnoslo…
No. Además es un espectáculo para todos los públicos. Pero no es un espectáculo para niños pequeños, los códigos de humor creados para este showncierto son para personas adultas de todos los públicos. Es humor con música clásica para jóvenes a partir de los 13, 14 ó 15 años, pero no para niños.